Si estás de viaje en Roma, una visita obligada es ir al Vaticano, el estado más pequeño del mundo. Tan pequeño que solo la Basílica de San Pedro representa un 7% de su superficie, mientras que ésta junto con la Plaza de San Pedro, ocupan un 20% del territorio, lo que lo convierte en el territorio independiente más urbanizado del mundo.

Sabías que con una superficie de 44 hectáreas, el Vaticano es el país más pequeño del mundo. Además es uno de los menos poblados, con un número de habitantes que no alcanza los mil.

LA HISTORIA DEL VATICANO

La historia del Vaticano resulta imposible de separar de la historia de Roma. Habiendo abrazado el cristianismo con el Edicto de Milán en el año 313, el emperador Constantino I comenzó a construir una basílica sobre la tumba de San Pedro en el año 324, la que se convirtió en un centro espiritual para los peregrinos cristianos.

Sin embargo, cuando la capital del Imperio de Oriente fue trasladada a Constantinopla y lo que quedaba del Imperio de Occidente fue llevado a Rávena, Roma perdió su poder, quedando como única autoridad la del Papa, que consolidó su poder con la ayuda de los lombardos y de Carlomagno.

Hasta el año 751, cuando fue invadida por los lombardos, Roma formaba parte del Imperio Bizantino. En el 756, Pipino el Breve otorgó al Papa el poder sobre las regiones próximas a Roma, surgiendo los Estados Pontificios.

El desarrollo del cristianismo hizo que el Obispo de Roma adquiriese una gran relevancia tanto religiosa como política y que llegase a establecer a Roma como centro del cristianismo. Hasta que se anexionó al Reino de Italia en 1870, Roma fue la capital de los Estados Pontificios.

El poder papal mantuvo siempre una constante lucha con el Imperio Sacro Germánico y otros poderes en Europa hasta el siglo XIX. A pesar de ello Roma se enriqueció y llegó a tener un gran peso internacional.

Pero la Revolución Francesa acabó con el poder papal. Con la revolución de 1848, Roma se incorporó a la nueva Italia y, tras la batalla de Porta Pia en 1870, la que fue llevada a cabo por el Papa Pío IX para mantener su soberanía sobre los Estados Pontificios, Roma se convirtió en la nueva capital de Italia.

El Papa no aceptó la unificación de Italia y se refugió en El Vaticano, dando lugar a la llamada “cuestión romana”, disputa política entre el gobierno italiano y el papado, que tuvo lugar desde 1861 hasta 1929.

Finalmente, el 11 de febrero de 1929, el Papa Pío XI y Mussolini firmaron el Pacto de Letrán, con el cual se reconoció el Estado Vaticano.

Actualmente, el Vaticano cuenta con sus propios servicios básicos tales como teléfonos, correo, observatorio de astronomía, radio, televisión, banca y farmacia. Incluso desde el año 1506 tiene su propia guardia, la Guardia Suiza, un destacamento de seguridad encargado de proteger al Papa.

Como curiosidad, cabe mencionar que el Vaticano tiene un seleccionado de fútbol compuesto en su mayoría por integrantes de la Guardia Suiza, que tiene a su cargo la seguridad de la nación. El equipo no está afiliado a la FIFA.

Sabías que el nombre de “Vaticano” proviene del Monte Vaticano, el que probablemente deriva del latín “vaticinĭum”, que quiere decir vaticinio, porque se creía que que esta colina, ubicada en la ribera occidental del Tíber, era sede de un oráculo etrusco.


LOS LUGARES QUE NO TE DEBES PERDER

PLAZA DE SAN PEDRO

La Plaza de San Pedro es, sin duda, una de las plazas más conocidas y monumentales del mundo. Diseñada y construida por Bernini entre 1656 y 1667, durante el papado de Alejandro VII, sus dimensiones son espectaculares: 320 metros de largo y 240 de ancho en su parte central.

El diseño de la plaza simboliza al pontífice coronado con la tiara (cúpula de San Pedro) y con los brazos abiertos, acogiendo a toda la cristiandad. Pero lo más impresionante de la plaza, aparte de su tamaño, es la imponente Columnata de Bernini, un conjunto de 284 columnas y 88 pilastras dispuestas en cuatro hileras que rodea la parte central. Sobre la balaustrada que une las columnas hay 140 estatuas de santos, realizadas en 1670 por los discípulos de Bernini.

En el centro de la plaza se levanta un obelisco egipcio de 25,5 metros de altura (el segundo más alto de Roma) y 326 toneladas de peso, el que guarda una curiosa historia. Y es que a diferencia de los siete obeliscos egipcios restantes que hay en Roma, se desconoce el origen de éste porque no tiene ninguna inscripción en su superficie.

Se cree que, probablemente, estaba ubicado en Heliópolis y que fue llevado a Alejandría por Octavio en el año 30 a. de C. Años más tarde, en el 37 d. de C., el emperador Calígula lo habría trasladado desde Egipto a Roma, para ser instalado en un circo romano que sería completado durante el reinado de Nerón.

Allí permaneció por más de 1500 años hasta que en 1586, el Papa Sixto V ordenó llevarlo al centro de la Plaza San Pedro, ya que se decía que junto a este obelisco había sido crucificado San Pedro.

El traslado demandó la intervención de un equipo de 900 hombres y alrededor de 100 caballos. La tarea tomó trece meses, tiempo en el que el obelisco casi se rompe mientras era cambiado de lugar. Y es que por órdenes del Papa, para procurar la concentración y coordinación entre todos los que participaron del traslado, nadie podía hablar o hacer ruido y cualquiera que lo hiciera sería excomulgado.

Sin embargo, un marinero desobedeció y gritó que las cuerdas necesitaban agua, pues si no, se quemarían y harían pedazos el obelisco. El Papa perdonó a este hombre por salvar al obelisco y en gratitud, se hizo costumbre que las palmas usadas en el domingo de ramos fueran traidas de Bordighera, el pueblo original del marinero.

Originalmente, el obelisco estaba coronado por una esfera de bronce que se decía contenía los restos de Julio César. No obstante, cuando el obelisco cambió de ubicación, el Papa Sixto V decidió reemplazar la esfera por la actual cruz de bronce sobre una estrella. Los leones de la base fueron agregados en 1818. A cada lado del obelisco se emplaza una fuente, una obra de Maderno, de 1614, y otra de Bernini, de 1675.

En la actualidad, la Plaza de San Pedro es el escenario de la tradicional Audiencia Papal que se realiza cada miércoles.

Sabías que durante la reubicación del obelisco, se abrió el globo de bronce que lo coronaba y se encontró que estaba vacío. El globo ahora se puede ver en el Museo dei Conservatori.

Conoce la Basílica de San Pedro, los Museos Vaticanos y la Capilla Sixtina, evitando las colas, con esta espectacular visita guiada.

BASÍLICA DE SAN PEDRO

Pero lo que caracteriza al Vaticano es la Basílica de San Pedro, la más importante y grande de la Cristiandad, así como el centro del mundo católico, donde el Papa celebra las liturgias más importantes.

La historia de la basílica se remonta al año 324, cuando Constantino ordenó su construcción para proteger el “Trofeo di Gaio”, la tumba del apóstol San Pedro. La iglesia de cinco naves y 100 metros de largo fue terminada 30 años más tarde.

A mediados del 1400, el Papa Nicolás V ordenó una ampliación de la basílica original, y en 1502, el Papa Julio II comenzó las tareas de restauración y reconstrucción, ya que la basílica estaba casi en ruinas.

El proyecto fue encargado a Donato Bramante, célebre arquitecto de la época, que le imprimió un estilo renacentista y barroco. Las obras empezaron en el 1506. Al morir Bramante en 1514, se hicieron nuevos proyectos hasta que, en 1547, el papa Paulo III encargó a Miguel Ángel la continuación de la obra, la que fue completada por Giacomo Della Porta, un discípulo de Miguel Ángel, en 1564.

Después de esa fecha, el arquitecto Carlo Maderno tuvo a su cargo la realización de nuevas modificaciones y la construcción de la fachada, trabajos que terminaron en 1626, cuando el Papa Urbano VIII consagró el nuevo templo.

CÚPULA

La increíble cúpula fue proyectada por Miguel Ángel en 1546 y es una de las obras arquitectónicas más majestuosas de todos los tiempos con sus 137,5 metros de altura y 42,45 metros de diámetro. A su muerte, en 1564, todavía no estaba terminada. Las obras se detuvieron hasta 1588, cuando quedaron a cargo de Giacomo della Porta, primero, y Domenico Fontana, después. Ambos respetaron el proyecto original de Miguel Ángel.

Se necesitó el trabajo de 800 operarios y 22 meses de intensa labor para que, finalmente, fuera inaugurada con una gran celebración en 1590. La cúpula se eleva no sólo por encima de las colinas de Roma, sino sobre toda la arquitectura romana imperial.

Para subir a la cúpula es posible tomar un ascensor hasta el terraza de la basílica, el que tiene un costo de 10€. Un poco antes de llegar al punto más alto, te encuentras dentro del mismo domo, pudiendo mirar hacia abajo para ver el sorprendente interior de la basílica.

Después hay que subir unos 320 escalones para llegar al punto más alto de la cúpula. Lo divertido es que las escaleras van bordeando el domo por dentro, de tal manera que a medida que se sube, las paredes se van inclinando cada vez más. Sin duda, una subida que no es apta para todo público, ya que puede resultar agobiante.

De todas formas, al llegar arriba, el premio te deja sin aliento: una vista espectacular de la Plaza de San Pedro y, si el día está despejado, de gran parte de Roma.

Sabías que Miguel Ángel admiraba la cúpula de Santa María del Fiore en Florencia y que cuando partió a Roma a construir la cúpula de San Pedro, sabía que no podía hacerla más bella que la de Florencia y exclamó: “Vado a Roma a far la tua sorella, di te piu grande ma non de te piu bella” (“Voy a Roma a construir tu hermana, más grande que tú pero no más bella”).

INTERIOR BASÍLICA

Para entrar a la Basílica, primero hay que pasar por un detector de metales donde hay una larga fila que, sin embargo, avanza rápido. El interior sorprende por su grandeza, a tal punto que se dice que se podría colocar la Estatua de la Libertad de Nueva York debajo del domo y todavía quedaría espacio de sobra. La Basílica tiene capacidad para 20.000 personas, mide 190 metros de longitud y la nave central tiene 46 metros de altura.

Y es que todo su interior está decorado con hermosos mosaicos, resultando obscenamente suntuoso. Hay muchas obras de arte, entre las que destaca la famosa estatua de San Pedro en su trono realizada en bronce por Arnolfo di Cambio en 1302 y que se ubica en la nave central. Como curiosidad, el pie derecho de la escultura está desgastado por los besos de los millones de fieles.

También llama la atención el Baldaquino de Bernini, una enorme estructura de 29 metros de altura, realizada en bronce y mármol, que cubre el Altar Mayor y debajo de la cual se encuentra la tumba de San Pedro, mártir y fundador de la Iglesia Católica. Cabe destacar que Bernini comenzó la obra en 1624, con tan sólo 25 años, y la terminó en 1632.

Descubre los secretos de la Basílica de San Pedro y admira algunas de las obras de arte más importantes del mundo con este tour imprescindible.

LA PIEDAD

Pero la Piedad de Miguel Ángel es, quizás, la obra más importante. Ubicada en la primera capilla a la derecha, fue realizada en mármol blanco a sus 24 años, en el año 1499.

La escultura representa a la Virgen María aunque con rostro de niña, para resaltar su pureza, sosteniendo en sus brazos el cuerpo de Jesús muerto, pero sin rastros de la tortura sufrida. Miguel Ángel no quiso hacer un retrato realista sino una obra simbólica que representa el sacrificio y la aceptación.

Un dato curioso sobre la Piedad es que es la única obra de Miguel Ángel que tiene su nombre esculpido (en la cinta que cruza el pecho de la Virgen) para alejar las dudas que había sobre su autoría, debido a su juventud.

Al salir, aprovechamos de ver las cinco puertas de bronce que dan acceso al interior de la Basílica. La última de la derecha es la Puerta Santa, que solamente se abre cada un cuarto de siglo, cuando el Pontífice convoca a un jubileo, significando el perdón a aquellos peregrinos que llegan hasta la Basílica. El resto del tiempo, el marco se mantiene sellado con cemento por dentro e inaccesible por fuera.

Sabías que el nombre de la Basílica se debe al primer Papa de la historia, San Pedro, cuyo cuerpo está enterrado dentro de la Basílica.
 Plaza de San Pedro, Vaticano / Metro: Ottaviano, línea A (naranja) / Autobuses: líneas 34, 45, 64, 98, 881, 982, 916 y 62
 Basílica: 1º de octubre al 31 de marzo: 7:00 a 18:30 horas / 1º de abril al 30 de septiembre: 7:00 a 19:00 horas / Cúpula: 1º de octubre al 31 de marzo: 7:30 a 17:00 horas / 1º de abril al 30 de septiembre: 7:30 a 18:00 horas / Misas: Lunes a sábado: 8:30, 10:00, 11:00, 12:00 y 17:00 horas / Domingos y días festivos: 8:30, 10:30, 11:30, 12:10, 13:00, 16:00 y 17:30 horas / ** La Basílica cierra todos los miércoles en la mañana por las audiencias del Papa
 Basílica: entrada gratuita / Subida a la cúpula: Ascensor hasta la terraza y 320 escalones a pie: 10€ / Subida a pie (551 escalones): 8€
 http://www.vatican.va/various/basiliche/san_pietro/index_it.htm

MUSEOS VATICANOS

Con más de 6 millones de visitantes anuales, los Museos Vaticanos son una de las principales atracciones turísticas del Vaticano y por supuesto, de Roma. En su interior se encuentran miles de obras de arte recogidas por la Iglesia Católica Romana durante más de cinco siglos.

El conjunto de los Museos Vaticanos está formado por una serie de edificios, colecciones, monumentos, talleres de restauración y gabinetes de investigación; y su origen se remonta a 1503, año en que el recién nombrado Papa Julio II donó su colección privada, la que fue trasladada al Palacio Belvedere. Desde entonces, tanto familias particulares como otros papas han ido aumentando la colección de los museos hasta convertirla en una de las más grandes del mundo.

Dentro de los Museos Vaticanos hay innumerables obras de arte, tanto pinturas como esculturas, obras de orfebrería y mapas, piezas arqueológicas y numismáticas, uniformes, armas y carruajes. Los Museos Vaticanos están divididos en dos secciones: los Museos propiamente tales y los Palacios Pontificios.

Pues bien, para evitar las enormes colas y la posibilidad de quedarnos sin entrada, días antes compramos los tickets por internet. Como ya casi se encontraban agotados, la única opción fue elegir unos que incluían el almuerzo. Cabe destacar que la entrada a los Museos es regulada por horarios, con lo que se pretende evitar las aglomeraciones… aunque finalmente, no sea así.

Ya de principio, la visita no me pareció muy halagüeña. Hordas de turistas entraban al museo y comenzaban su peregrinar por estrechos pasillos que van conectando las distintas salas.

Al cabo de unos minutos, el paseo de tornó insoportable, comenzó la sensación de sofoco y me empezó a doler de la cabeza. Pienso en la gente que desea ver con calma algunas de las obras y se ve imposibilitada de hacerlo por ese mar de gente que se dirige raudamente a la Capilla Sixtina.

Así las cosas, la visita dura unas dos horas para ver lo principal, pero podría durar todo un día para verlo todo o casi todo.

Entre los museos que se van sucediendo uno tras otro están el Museo de Antigüedades Clásicas, que comprende los museos Pío Clementino, Chiaramonti, Gregoriano Profano y Brazo Nuevo, y en el que pueden verse esculturas de mármol y algunas en bronce con temática religiosa, fúnebre y decorativa (sarcófagos, altares, relieves, bustos).

El Museo Gregoriano Etrusco, con objetos encontrados en excavaciones de Etruria y otros adquiridos de colecciones arqueológicas; el Museo Gregoriano Egipcio, que exhibe restos y monumentos del Antiguo Egipto procedentes de Roma y la Villa Adriana y otros adquiridos a coleccionistas privados; y el Museo Pío Cristiano, con antigüedades cristianas desde el siglo VI y en el que se exponen estatuas, sarcófagos y restos arqueológicos.

También están el Museo Etnológico, fundado en 1926 y en el que se exhiben unos 100.000 objetos prehistóricos e históricos procedentes de distintas partes del mundo; el Museo Sacro, con obras de arte menor medieval; y la Colección de Arte Contemporáneo, inaugurada en 1973 y que cuenta con 800 piezas de arte religioso del siglo XX.

Pero una de las áreas que más llama la atención es la Pinacoteca, inaugurada en 1932 y que comprende 18 salas en las que se exhiben obras pictóricas de los siglos XII al XIX, incluyendo obras de grandes maestros italianos como Caravaggio, Leonardo da Vinci, Rafael, Veronese, Beato Angelico y Giotto. El conjunto de Museos Vaticanos se completa con las Galerías Inferiores, Micromosaicos, Cerámicas y Tapices.

Por otra parte, los Palacios Pontificios son estancias, capillas y palacios que están abiertos al público para su visita y que incluyen la Capilla Nicolina o de Beato Angelico, decorada en su mayor parte con frescos de Beato Angelico y sus discípulos; el Apartamento Borgia, que son estancias usadas por Alejandro VI, Rodrigo de Borgia, decoradas por Pinturicchio; las Estancias de Rafael, cuatro estancias usadas como residencia por el papa Julio II, decoradas con bellísimos frescos por Rafael y sus discípulos; y el Palacete del Belvedere, un pequeño y bello palacio renacentista creado por Bramante a pedido de Julio II, en 1506.

Disfruta de una experiencia única con este tour que incluye la asistencia a la audiencia del papa Francisco y una visita guiada por los Museos Vaticanos.

 Viale Vaticano, 51 / Metro: Cipro-Musei Vaticani, línea A (naranja) / Autobuses: líneas 49 (para en la puerta), 32, 81, 492, 982 y 990 / Tranvía: línea 19
Lunes a sábado: 9:00 a 18:00 horas (último acceso 16:00) / Último domingo de cada mes: 9:00 a 14:00 horas (último acceso 12:30), resto de domingos cerrado
 Adultos: 16€ (incluye la Capilla Sixtina) / Niños de 6 a 18 años y estudiantes entre 19 y 26 años: 8€ / Último domingo de cada mes: entrada gratuita
 http://www.museivaticani.va/content/museivaticani/es.html



CAPILLA SIXTINA

Como ya les conté, luego de poco más de dos horas, llegamos al Palacio Apostólico y por fin divisamos el cartel que anunciaba la entrada a la Capilla Sixtina. Sin embargo, el acceso se iba haciendo cada vez más estrecho y cada vez parecía haber más gente.

Y es que su fama se debe principalemente a tres factores: su arquitectura, que evoca al Templo de Salomón del Viejo Testamento, su decoración, realizada por importantísimos personajes, incluyendo a Miguel Ángel, y su propósito, como capilla privada del Papa y lugar donde se celebran los cónclaves para elegir a un nuevo Papa.

La construcción de la Capilla Sixtina se llevó a cabo entre 1473 y 1481, durante el mandato del Papa Sixto IV, a quien debe su nombre. El arquitecto encargado de la construcción fue Giovanni de Dolci.

La decoración con frescos fue realizada por destacados artistas de la época, como Botticelli, Perugino, Signorelli, Ghirlandaio y Rosselli. Originalmente la bóveda fue pintada, entre 1481 y 1482, por Pier Matteo d’Amelia, con el tema de un cielo estrellado.

Sin embargo, la realización de algunas obras junto al edificio de la Capilla provocó daños tanto en la estructura como en la decoración, lo que llevó al Papa Julio II a encargar a Miguel Ángel, en 1508, la redecoración de algunos sectores, incluyendo los lunetos y la bóveda.

Todos los frescos del techo de la Capilla Sixtina son obra de Miguel Ángel, que tardó cuatro años en pintar la bóveda, desde 1508 hasta 1512. Aquí destacan las imágenes de las nueve historias del génesis que ocupan la parte central, en las que están representadas las escenas desde la Embriaguez de Noé hasta la Separación de la Luz de la Oscuridad.

Pero sin duda alguna, la Creación de Adán es la imagen más conocida de la Capilla Sixtina. Se encuentra situada en la parte central de la bóveda y representa la historia del Génesis en la que Dios da la vida a Adán.

Sobre el altar mayor y con una dimensión de 13,7 por 12,2 metros se encuentra la otra obra maestra de Miguel Ángel, El Juicio Final, que representa el Apocalipsis de San Juan. Decorar el ábside fue un encargo de Clemente VII para cubrir los murales que existían hasta ese momento, tarea que Miguel Ángel realizó entre 1536 y 1541. En el fresco se puede apreciar claramente una referencia al infierno de la “Divina Comedia” de Dante Alighieri.

En su época, el trabajo de Miguel Ángel recibió críticas muy duras, que señalaban que una obra mostrando tantas figuras desnudas no era digna de una capilla para el Papa, sino de una taberna. La controversia duró un buen tiempo hasta que, en 1564, se decidió que algunas figuras de “El Juicio Final” consideradas obsenas serían tapadas. El trabajo de pintar ropas que cubrieran las partes íntimas de estos personajes fue asignado a Daniele da Volterra.

Pero bueno, qué quieren que les diga. Que lo que se supone debía ser una experiencia sublime se convirtió en una experiencia extraña, por decir lo menos. Cientos de personas agolpadas y murmurando en el interior de la capilla, carteles pidiendo silencio y guardias gritando “no photos”, y yo intentando buscar la mejor forma de apreciar los frescos del techo.

La sensación de ahogo fue terrible, tanto que no aguanté más de cinco minutos y tuve que salir. De todos modos alcancé a tomar un par de fotos que les comparto y que son, quizás, el único recuerdo que me llevé de la Capilla Sixtina, pues de estar ahí solo recuerdo la gente, los murmullos y la falta de aire.

Tras salir finalmente de los Museos, descansamos y respiramos un buen rato en el Jardín Cuadrado junto al edificio de la Pinacoteca. No podía dejar de pensar en la cantidad de turistas que pagan su entrada cada día, dinero que llena las arcas del Vaticano.

Mi opinión se vio reforzada una vez que fuimos a “cobrar” nuestro almuerzo a una especie de patio de comidas que, para variar, estaba repleto. El menú incluía una entrada (que para los italianos siempre es un plato de pastas), un plato de fondo (con una proteína y agregado), pan, agua y un postre.

En fin, la visita a los Museos Vaticanos me pareció más la visita a una suerte de mall que a un museo. Literalmente, una fábrica de dinero de la que, lamentablemente, hay que hacerse parte si lo que se quiere es “disfrutar” de esta parte de la historia.

MAPA

CLIMA

Como ya sabemos, la Ciudad del Vaticano se encuentra inserta en el medio de Roma, la que por encontrarse ubicada en una zona templada, presenta cuatro estaciones bien diferenciadas, con veranos muy calurosos donde la temperatura llega fácilmente a los 30 grados y, en olas de calor, hasta los 40ºC. Como rara vez las temperaturas bajan de 20ºC en los meses de julio y agosto, es necesario protegerse del sol y del calor durante toda la jornada. Los meses de verano son también los más secos, con pocas precipitaciones.

Por su parte, el invierno comienza en diciembre y se extiende hasta febrero, meses en los que el termómetro puede alcanzar temperaturas de 4 a 6ºC. Las precipitaciones son también abundantes en esta estación del año, haciendo que aumente la humedad y que se note más el frío.

Es por eso que la primavera es la época ideal para visitar Roma y el Vaticano y disfrutar de temperaturas suaves y agradables. A mediados de abril los días comienzan a alargarse y en el mes de mayo, las precipitaciones son más bien escasas. Las horas de sol aumentan y cuando llega mediodía, las temperaturas son muy agradables, rondando los 20ºC.

¿CUÁNTOS DÍAS ESTAR?

Cuando planifiques tu viaje a Roma, considera un día para dedicarlo a conocer el Vaticano, ya que la visita a los Museos Vaticanos puede tomarte medio día, mientras que entrar a la Basílica de San Pedro y subir a su cúpula, otro par de horas más.

ALOJAMIENTO

Roma cuenta con una variada oferta hotelera, no obstante, las mejores zonas para quedarse son:

Centro: Es sin ninguna duda la mejor opción y la más cómoda, aunque también es la más cara. Una de las zonas con más posibilidades son los alrededores de la Piazza Spagna.

Trastevere: Se trata de un barrio pintoresco y muy animado, de ambiente medieval y de calles estrechas. Se ubica al sur de la Ciudad del Vaticano, por lo que puedes llegar caminando en unos pocos minutos.

Termini: Es la principal estación de trenes de Roma y donde se concentra gran parte de los hoteles de la ciudad. Las ventajas de alojar en Termini es que es barato y desde aquí puedes tomar el metro hasta la estación Ottaviano o bien un bus que te dejará en la Via della Conciliazione, a pocos pasos de la Plaza San Pedro.

TRANSPORTE

Pese a que Roma no tiene una red de transporte de las más extensas ni puntuales, es bastante cómoda y económica.

 BILLETES Y ABONOS

Los billetes de transporte público pueden adquirirse en las máquinas del metro, almacenes y kioscos, e incluyen el metro, autobuses y tranvías.

Los tipos de billete son los siguientes:

Billete sencillo (BIT): tiene una duración de 75 minutos desde su validación y permite cambios ilimitados entre distintos medios de transporte. La única limitación es salir y volver a entrar por los tornos del metro. El precio es de 1,5€.

Billete diario (BIG): permite utilizar el transporte público de forma ilimitada desde el momento de la validación hasta la media noche del mismo día. El precio es de 6€.

Abono turístico de 3 días (BTI): Permite el uso ilimitado del transporte público el día de la validación y los dos días siguientes. El precio es de 16,5€.

Abono semanal (CIS): Es similar al abono turístico pero una vigencia de 7 días. El precio es de 24€.

METRO

Inaugurado en 1955, el Metro de Roma sólo cuenta con 60 kilómetros de vías y tres líneas. Sin embargo, llega a gran parte de los puntos de interés de Roma. El horario de funcionamiento es todos los días de 5:30 a 23:30 horas. Los viernes y sábado el horario se extiende hasta la 1:30 de la madrugada.

Para llegar al Vaticano, las estaciones más cercanas son Ottaviano (Plaza de San Pedro) y Cipro (Museos Vaticanos), ambas de la línea A (naranja).

AUTOBUSES

Roma cuenta con más de 350 líneas de autobuses y para llegar al Vaticano, las líneas que sirven son las siguientes:

Línea 64: Es una de los más utilizadas porque conecta la estación de Termini con la Ciudad del Vaticano, pasando por puntos clave como Piazza Venezia o Largo Argentina. Una vez en la zona del Vaticano, las mejores paradas son las del Ospedale Generale Santo Spirito o la siguiente.

Línea 62: Conecta puntos clave de la ciudad como Repubblica, Plaza de España, Piazza Venezia y Argentina. Este autobús tiene paradas muy próximas al Vaticano, junto a Via della Conciliazione.

Línea 40: Es un autobús express que realiza pocas paradas, por lo que resulta una alternativa más rápida a la línea 64. Hace la ruta Termini, Piazza Venezia, Argentina, Piazza Pia (a dos pasos del Vaticano).

Línea 81: Una larga linea que cruza el corazón de la ciudad y conecta el Vaticano con decenas de puntos de interés como el Coliseo, el Circo Massimo, Piazza Venezia, Piazza Colonna, Piazza Imperatore y finalizando en Piazza Risorgimento, junto a la entrada de los Museos Vaticanos.

TAXIS

Llegar en taxi al Vaticano desde Termini te costará aproximadamente entre 15 y 20€, según el día de la semana, la hora y el equipaje.

Si vienes desde los aeropuertos y tu destino es el Vaticano, talvez te sea más rentable contratar un transporte privado. Un taxi puede costar entre 40 y 60€.

Las principales paradas de taxi de la zona están en Piazza Cavour y Piazza del Risorgimento, aunque no te será complicado encontrar taxis a los pies de la Plaza de San Pedro, en Via della Conciliazione.

CONSEJOS

  • Planifica cuidadosamente el día de tu visita a los Museos Vaticanos, ya que no todos los días son iguales. Si puedes, trata de evitar los sábados y vísperas de festivo, ya que estarán abarrotados. Ten en cuenta es mejor ir entre semana y preferiblemente en las horas menos concurridas, como a primera hora de la mañana o bien entrada la tarde, después de las 15:30. De este modo, evitarás las grandes aglomeraciones y disfrutarás más tu visita.
  • Si visitas Roma de mayo a octubre, una recomendación es que visites los Museos Vaticanos un viernes por la noche, cuando están abiertos hasta las 23:00 horas.
  • Evita las largas colas en la entrada de los Museos Vaticanos reservando tu entrada con antelación, de forma online en la página oficial.
  • Al tratarse de lugares sagrados, tanto en los Museos Vaticanos como en los Jardines y en la Basílica de San Pedro son muy estrictos con la vestimenta, así que recuerda llevar tus hombros y piernas cubiertos, al menos, hasta las rodillas. Está terminantemente prohibido vestir prendas sin mangas, muy escotadas, pantalones cortos, minifaldas o gorras en el interior. Además, ten en cuenta que no podrás entrar con paraguas ni mochilas.
  • Excepto en la Capilla Sixtina, sí es posible tomar fotografías en los Museos Vaticanos, pero sin flash. Ahora bien, los palos selfies no están permitidos y para usar trípode debes solicitar un permiso especial.
  • Si quieres ver la audiencia que cada miércoles da el Papa a las 10:30 de la mañana, debes reservar (a pesar de ser gratuita) y llegar con al menos 2 horas de antelación a la Plaza de San Pedro, para pasar los controles de seguridad. En la web oficial debes descargar el formulario para solicitar las entradas. Una vez que te confirmen la entrada, debes pasar a buscarla el día anterior.

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