Llovía torrencialmente cuando llegamos a nuestro hotel, el Condiminium Villas Mymosa. Después de poco más de 3 horas de viaje desde San José, estábamos en Manuel Antonio, en la costa Pacífico de Costa Rica.

Y es que tengo que precisar que aunque la distancia, en línea recta, que separa la capital con nuestro destino es de solo unos 60 kilómetros, la ruta bordea las montañas a lo largo de unos 170 kilómetros de verde y más verde, lo que hace que el viaje sea tan largo, pero a la vez, un placer para la vista, que va descubriendo como se atraviesan bosques de palmeras, ríos, campos, y por supuesto, los balnearios ubicados en el Pacífico.

Así y todo, nuestro viaje podría haber sido más largo aún, si no hubiera sido porque se nos ocurrió tomar un shuttle bus de la empresa Interbus, que nos recogió cerca del aeropuerto y nos dejó en la puerta del hotel. La opción inicial era haber vuelto a San José, trayecto que demora una hora más o menos, y desde el terminal de buses, haber tomado un bus que demora otras tres hasta Manuel Antonio. Eso sin sumar los tiempos para los transbordos.

Por lo tanto, los 80 dólares que nos costó el traslado, bien valieron la pena, porque a eso de las 7 de la tarde, ya estábamos instalados en nuestra habitación descansando un rato.

Sin embargo, a diferencia de otras ocasiones en que inmediatamente salimos a conocer, esta vez, la lluvia nos aguó el panorama y no pudimos salir a recorrer Quepos, el pueblo ubicado a 7 kilómetros del Parque Nacional. En fin, luego de aclimatarnos a la humedad, el calor y los bichos, nos fuimos al restorán del hotel, donde el simpático Maikol nos preparó unos mojitos y unos nachos con una especie de carne mechada. Ahí también conversamos y “arreglamos el mundo” con una pareja de uruguayo y gringa que andaban paseando por Manuel Antonio hace una semana.

Nos costó quedarnos dormidos. Demasiados bichos a los que no estamos acostumbrados en el sur del mundo. Zancudos, mosquitos y otros que no logramos identificar, rondaban por la habitación. Por suerte, una de las mucamas, cuando le comentamos nuestra aversión, nos convidó un repelente con el que rociamos toda la cama, además de nuestros brazos y piernas. Así y todo, el recuerdo de las picaduras permanece aún dos semanas después de haber regresado a Chile.

Por la mañana, un gecko, una especie de pequeña lagartija, nos despertó con su particular sonido, parecido al golpeteo en una ventana. Más tarde, mientras desayunábamos en el hotel, unos monitos se paseaban junto a la piscina, donde unos niños los observaban hipnotizados. Porque mientras para nosotros, un espectáculo así nos parece alucinante, para los “ticos”, vivir acompañados de primates, pájaros e iguanas es de lo más normal del mundo.

Con lentes de sol y los jockey en la mochila, comenzamos a caminar en dirección al Parque Nacional. Nos habían dicho que no había lugares para comprar dentro del parque, por lo que quisimos buscar algún sitio donde conseguir agua y algo para comer. Confieso que fue agotador. Eran las 10 de la mañana, el sol pegaba fuerte y la humedad era insoportable.

Después de andar un kilómetro y medio, subiendo y bajando por durísimas pendientes, dimos con un minimarket donde compramos una botella de agua, jugos, galletas y unas barras de cereal. Pero lo mejor fue que afuera del supermercado había un paradero de buses, donde a la sombra, esperamos hasta que un taxi colectivo nos llevó hasta el parque por algo así como 1000 colones.

Desde la rotonda en la que paran los buses y taxis hay que caminar unos 200 metros hasta las oficinas de Coopealianza, donde se deben comprar las entradas al Parque Nacional Manuel Antonio. El ticket cuesta 16 dólares para extranjeros y está abierto de las 7 de la mañana a las 4 de la tarde. Luego, en el control de entrada, los guardaparques registran la nacionalidad de cada una de las personas que ingresan en un cuaderno.

Les cuento que en la entrada se pueden contratar visitas guiadas (nosotros la descartamos), que duran más o menos 3 horas y que te aseguran ver los animales gracias a los prismáticos y al ojo experto de los guías.



PARQUE NACIONAL MANUEL ANTONIO

El Parque Nacional Manuel Antonio nació a partir de la presión de la comunidad, que se manifestaba en contra de la prohibición de sus antiguos dueños extranjeros para el usufructo de las playas por parte de los pobladores locales. Fue así como en noviembre de 1972, en un área de 682 hectáreas (además de 55.000 hectáreas de parque marino), se creó el que es el parque nacional más pequeño de Costa Rica, pero sin embargo, uno de los más populares entre los turistas que llegan a disfrutar de su impresionante belleza y biodiversidad.

Sabías que en 2011, el Parque Nacional Manuel Antonio fue seleccionado entre los 12 parques más bellos del mundo por la revista Forbes.

Ya de entrada sorprende un amplio sendero de accesibilidad universal con paradas llamadas “bahías”, en las que puede ir observándose la riqueza de la flora y fauna existente en el parque, en las que se cuentan 352 especies de aves, 109 especies de mamíferos, variada fauna marina y 346 especies de vegetales.

Dentro de las especies de fauna destacan el mono titi, el mono cara blanca, el mono congo, el perezoso de 2 y 3 dedos, el mapache y el pizote; además de aves como el guacamayo escarlata, el tucán, motmots, pericos, halcones y tangaras.

Por su parte, entre las especies de flora protegida se encuentran el guácimo colorado, el pilón, el cedro maría, el guapinol blanco, el surá, el guapinol negro, el lechoso, el cenízaro y la ceiba.

Terminado este primer recorrido en el que también es posible ver el manglar, lo recomendable es “perderte” y recorrer el parque por tu cuenta, descubriendo otros senderos, como la Catedral, la Catarata, Mirador, Playas Gemelas, Los Congos, Manglar y Perezosos.

No te pierdas este tour por los manglares del Parque Nacional Manuel Antonio y descubre su extraordinario ecosistema a bordo de un kayak o una lancha.

En el sendero Punta Catedral encontrarás tres espectaculares miradores, entremedio de sus acantilados cubiertos de bosques, en los que podrás observar varias islas, algunas de las cuales son el hogar de aves marinas.

Otra de las cosas que distingue a Manuel Antonio son sus espectaculares playas, sitios donde el verde se funde con el turquesa intenso del Océano Pacífico. En ellas se puede disfrutar de la natación, el snorkel y el surf. El puente de tierra que une Punta Catedral (que antiguamente fue una isla) con el parque, es la columna vertebral en la que se encuentran dos de las playas más populares, Espadilla Sur y Manuel Antonio.

PLAYA MANUEL ANTONIO

Manuel Antonio, que mira al sur, es una playa de media milla de arena blanca y un magnífico arrecife de coral en alta mar, lo que la hace perfecta para nadar con cuidado y bucear. Su maravillosa belleza escénica la hace una de las mejores playas de Costa Rica y de Centroamérica. Aquí, mientras descansábamos tendidos al sol, los traviesos monos capuchinos de cara blanca, hacían de las suyas intentando robar la comida a los turistas. Ojo que aquí debes tener cuidado con el árbol del manzanillo, que posee una sustancia lechosa tóxica y frutos venenosos.

Vive una maravillosa experiencia en el Parque Nacional Manuel Antonio, disfruta de su paisaje tropical y date un buen baño en sus aguas cristalinas.

PLAYA ESPADILLA SUR

Por el norte, Espadilla Sur es menos concurrida, pero no menos hermosa y exquisita para tomar un descanso. Y es que tengo que confesarles que aunque no me gustan mucho las playas, las de Manuel Antonio me fascinaron no solo por su belleza, sino que también por su tranquilidad, la que te permite escuchar a los pájaros y el sonido del mar, mientras se disfruta del sol.

Acá puedes olvidarte de todo por unos minutos (incluidos niños revoloteando, vendedores ambulantes y jóvenes jugando paletas) para deleitarte con una encantadora combinación de selva tropical, playas y arrecifes de coral. Y aunque yo visité el parque en temporada baja, no me cabe duda que el hecho de pagar una entrada es un excelente filtro para lograr esta perfecta escena paradisiaca.

Otro atractivo que se puede apreciar hacia el costado derecho de la playa Manuel Antonio junto a Punta Catedral, es “La Trampa”, donde con la marea baja se logra apreciar una especie de círculo formado con restos arqueológicos, y que según cuenta la historia, era una herramienta utilizada por los indígenas para capturar tortugas y peces.

Perdiéndose por los senderos, todos delimitados y muy bien señalizados, dimos con Playa Gemelas, una playa dividida en dos por una formación rocosa que con los años ha llegado a encontrarse con el mar. Aquí, las aguas de las quebradas junto con las corrientes marinas, los vientos y los movimientos de placas tectónicas, han dado vida a estas pequeñas playas que siguen cambiando con el tiempo.

Ya cerca de las 3 de la tarde, decidimos terminar nuestro paseo, sin antes pasar por uno de los baños a lavarnos los pies y refrescarnos la cara. El parque cuenta con excelentes servicios sanitarios, además de duchas y vestidores, en las que no se permite usar jabón o champú, acorde con el movimiento eco-friendly que se promueve en todo el país.

Por lo mismo, está prohibido alimentar a los animales, ya que ciertos productos pueden afectar seriamente su salud y generar cambios en su comportamiento. Y como también se trata de minimizar la basura y el impacto en el medio ambiente, solo se permite llevar sandwichs envueltos en bolsas de papel o Tupperware, frutas ya cortadas y botellas plásticas reciclables, que pueden rellenarse de agua potable dentro del mismo parque. No están permitidas bebidas alcohólicas, bolsas plásticas, latas, semillas y cigarrillos.

Todo para preservar la vida silvestre del Parque Nacional, uno de los pocos parques que cuenta con bosques primarios y secundarios, así como espectaculares playas y asombrosos senderos que van ramificándose para conducirte a lugares paradisiacos y cargados de “pura vida”.

 Provincia de Puntarenas, Cantón de Aguirre
Miércoles a lunes: 7:00 a 15:00 horas / Martes: cerrado
Adultos: 16 dólares / Niños de 2 a 12 años: 5 dólares
 http://www.sinac.go.cr/ES/ac/acopac/pnma/Paginas/default.aspx



PLAYA ESPADILLA

Cansados de tanto caminar y agobiados por el calor, nos sentamos en el restorán Marlins, a orillas de la playa Espadilla. Para almorzar, dos refrescantes piñas coladas por el precio de una (me bebí una como si fuera jugo de tanta sed) y un sabroso “casado”, plato tradicional en la cocina costarricense, consistente en arroz, frijoles y un plátano dulce frito, acompañado de pollo y ensaladas. ¡Maravilloso!

Ya al atardecer, cruzamos a la playa y arrendamos un par de reposeras para esperar la puesta de sol. No pude sentir más paz. Dormí un rato bajo la suave brisa marina. Cuando desperté, el sol ya se escondía en el horizonte. Tomé una foto que les comparto acá abajito.

Y es que en Costa Rica, cuando el sol se pone, se oscurece casi inmediatamente. Nos metimos a un supermercado a comprar unos helados y regresamos al hotel en un bus (que pasa cada 15 minutos), por módicos 200 colones cada uno.

Luego, una ducha para quitarnos el sudor y las ganas de ir a Quepos nuevamente en el tintero. Una tormenta con truenos y relámpagos, nos obligó a quedarnos y pedir unos sandwichs a la habitación. Llovió casi toda la noche.

La mañana del domingo, tomamos desayuno en el hotel, donde nos despedimos de Maikol y de la pareja uruguayo-gringa. A las 10, Teresa, una peruana que habíamos conocido en el shuttle de venida, nos pasó a buscar en otra van que, esta vez, nos cobró 95 dólares.

En el camino, ahora en día despejado, fuimos recorriendo nuevamente los campos de palmeras, los balnearios, las montañas y sus frondosos bosques, y el río Tárcoles, donde nos detuvimos a mirar los cocodrilos desde el puente, uno de los tantos atractivos que ofrece Costa Rica.

Me dormí. Cuando desperté ya estábamos llegando al aeropuerto para regresar a Chile. Y mientras una nueva tormenta amenazaba con retrasar nuestro vuelo, pensé en que algún día volveré a Costa Rica para conocer más de sus maravillosos parques nacionales, su gente, sus colores, el turismo eco-friendly y esa “pura vida” que la hace única en el mundo.

MAPA

CLIMA

El clima en Manuel Antonio es el típico tropical: cálido y húmedo. Desde diciembre a abril es la temporada seca, por ende, es cuando más turistas recibe, siendo marzo uno de los meses más calurosos. Por el contrario, octubre y noviembre son los meses más lluviosos.

La mejor época para visitar la zona y no encontrarte con un mar de turistas es desde mayo a septiembre. Y si lo que buscas es surfear, los mejores meses para hacerlo en estas playas, es entre los meses de abril y noviembre.

¿CUÁNTOS DÍAS ESTAR?

Es una decisión que dejo a tu criterio. Yo me quedé con las ganas de más, para disfrutar de las playas, hacer algo de deporte aventura y conocer otros lugares cercanos. Como les conté, la pareja uruguayo-gringa llevaba una semana recorriendo Manuel Antonio e incluso, habían decidido quitar un día a San José y alargar su estadía.

ALOJAMIENTO

Manuel Antonio cuenta con un gran número de alojamientos, tanto en la zona costera como en la carretera que la une con Quepos. Hay hoteles para todos los gustos y bolsillos: desde hostales muy económicos con habitaciones compartidas, hasta hoteles de alto nivel con todos los lujos. Sin embargo, si lo que buscas es algo bien económico, la mejor zona para alojarte es Quepos.

Para la comunidad LGBT, hay varios hoteles y villas gay friendly, entre los que destacan Hotel Villa Roca, Gaia Hotel and Reserve, Tico Tico Villas, Casa Vista Oceana, entre otros.

Cabe destacar que esta misma carretera está repleta de restaurantes, bares y supermercados, que están muy bien conectados por buses que pasan cada 15 minutos.

TRANSPORTE

La localidad de Manuel Antonio es muy pequeña y se puede recorrer fácilmente a pie. Pero si te hospedas a lo largo de la carretera que une Manuel Antonio con Quepos o te quedas directamente en Quepos, te recomiendo tomar los buses que salen cada 15 minutos durante todo el día. También puedes usar los taxis o unos “taxis-colectivos piratas”, que son autos que van recogiendo gente en el camino para hacer el trayecto, en una dirección u en otra, y son más caros que el bus, pero más baratos que los taxis privados.

La bicicleta la recomiendo solo para recorrer Quepos, que es bastante pequeño y también puedes recorrerlo a pie. Ahora, si piensas unir Quepos con Manuel Antonio en bicicleta, me parece un poco difícil, porque es una carretera con bastante tráfico, muchas subidas y bajadas, y pendientes durísimas.

CÓMO LLEGAR DESDE EL AEROPUERTO DE QUEPOS A MANUEL ANTONIO 

El aeropuerto de Quepos se encuentra a 5 kilómetros del centro de la ciudad (desde donde salen los buses a Manuel Antonio) y tienes diferentes formas de llegar.

TAXI

A pesar de ser un aeropuerto muy pequeño, a la salida siempre hay taxis disponibles, que en menos de 20 minutos, te dejarán en el centro de Manuel Antonio.

TRANSPORTE PÚBLICO

Es la opción más económica y desde el aeropuerto sale una línea de bus directo a la terminal de buses de Quepos, y desde allí combinas con otro bus que va hacia Manuel Antonio (la línea que une Quepos con Manuel Antonio funciona todo el día, cada 15 minutos aproximadamente).

CÓMO LLEGAR DESDE EL AEROPUERTO JUAN SANTAMARÍA (SAN JOSÉ) A MANUEL ANTONIO 

El Aeropuerto Juan Santamaría está ubicado en San José, la capital del país, y está a unos 160 kilómetros de Manuel Antonio. Desde allí, hay diferentes maneras de llegar a Manuel Antonio.

TAXI

Los taxis oficiales del aeropuerto son color naranja y su tarifa es bastante más alta que la de un taxi normal (color rojo). Puedes llegar en unas 2 horas y media aproximadamente y el costo fácilmente puede subir de los 100 dólares.

 ALQUILER DE AUTO

En la misma terminal del aeropuerto verás varias agencias de alquiler de autos o también, si lo prefieres, puedes reservarlo con antelación vía online y aprovechar las ofertas. El precio del alquiler por día (tomando el coche en el aeropuerto y devolviéndolo en la oficina de Manuel Antonio) tiene un costo aproximado de 175 dólares.

 SHUTTLE BUS

En el aeropuerto también hay oficinas que ofrecen servicios de shuttle bus. Esta es la opción que escogí yo para llegar a Manuel Antonio y si encuentras alguna oferta (yo pagué 80 dólares por 2 personas) es lejos, la opción más cómoda y rápida.

TRANSPORTE PÚBLICO

Si bien es la opción más económica, primero deberás tomar un bus de la empresa Tuasa desde afuera del aeropuerto al centro de la ciudad (el bus funciona entre las 4:30 y las 22:00 horas). Este bus te dejará en diferentes puntos del Paseo Colón o en su última parada ubicada en el Parque de la Merced. También puedes coger un taxi anaranjado o ya saliendo del aeropuerto, tomar un taxi rojo. Una vez en el centro de la ciudad, deberás dirigirte a la Terminal de Autobuses Tracopa (Avenida 20 con Calle 5). El billete hasta Manuel Antonio cuesta aproximadamente unos 5.000 colones. Aquí puedes revisar los horarios de los buses a Manuel Antonio: http://tracopacr.com/es/index_es.aspx

CONSEJOS

  • El Parque Nacional abre a las 7 de la mañana (martes a domingo), por lo que te recomiendo llegar temprano y disfrutar del parque “a solas” un rato.
  • En restaurantes y hoteles, el impuesto (13%) y el servicio están incluidos en el precio final; sin embargo, una propina extra es siempre bienvenida.
  • Para caminar por los senderos dentro del parque, te recomiendo utilizar un calzado adecuado, no es recomendable el uso de sandalias.
  • Cuida tus pertenencias en todo momento y trata de no portar alimentos que atraigan a los animales, recuerda que está prohibido alimentarlos. No interactúes con los animales y mantén una distancia adecuada con ellos. Tampoco dejes comida a su alcance.
  • No te olvides del protector solar, las gafas y algún sombrero para protegerte del sol. Provéete de suficiente agua para tu estadía en el parque.
  • Para tu estancia en Manuel Antonio considera llevar o comprar un repelente para evitar las picaduras. Hay uno que se llama Off! y lo encuentras en farmacias y supermercados.

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