Desde que planificamos nuestro viaje a Centroamérica, Tikal siempre estuvo en los planes. Sin embargo, debido a su ubicación en el norte de Guatemala, se hacía complejo visitarla, pues de ir en bus, había que considerar casi 12 horas de viaje, lo que nos quitaba tiempo para conocer otros lugares.

Así que finalmente, la opción era contratar un tour de un día, el que por unos 350 dólares por persona, incluye el retiro en tu hotel en Ciudad de Guatemala a las 4 de la mañana, el traslado hasta el aeropuerto, el vuelo hasta Flores (el aeródromo más cercano a Tikal), el transporte en van hasta el parque, un tour de 4 horas, almuerzo y el retorno a la capital guatemalteca.

Pero como soy busquilla en términos turísticos, empecé a investigar y me di cuenta que era mucho más económico hacer el viaje por nuestra cuenta, además que eso nos daba mayores libertades en cuanto a los tiempos para conocer con más calma el parque arqueológico.

Un mes antes del viaje compré los pasajes en Avianca, a un precio de 200 dólares cada uno, aunque seguro si los hubiese comprado con mayor anticipación, me habrían salido más baratos.

Pues bien, nuestro vuelo en Avianca estaba originalmente planificado para las 6 de la mañana, pero días antes nos avisaron que habría un retraso, por lo que en definitiva, saldríamos a las 9:30, lo que nos permitía no tener que levantarnos tan temprano, tomar desayuno con calma e ir hasta el aeropuerto.

El Uber hasta La Aurora nos salió aproximadamente 20 dólares, y finalmente, nuestro vuelo despegó a las 9:50, así que 45 minutos después aterrizábamos en el aeropuerto Mundo Maya.

Ahí compramos las entradas al parque en una agencia de Banrural (150 quetzales o 21 dólares por persona) y contratamos una van que, por 60 dólares, nos llevó hasta Tikal, distante a 62 kilómetros.

Ya al partir, comenzamos a sentir la humedad de la selva guatemalteca y nos sorprendieron un par de chaparrones intensos y muy localizados en el camino, antes de detenernos un par de minutos frente al lago Petén Itzá a apreciar el cerro Cahuí, una montaña con forma de cocodrilo, en la que según cuenta la leyenda, hay una puerta de entrada, custodiada por un gran pez, considerado como el guardián o espíritu del cerro, hacia un lugar jamás visitado.

La segunda parada fue en un puesto de artesanías donde además de comprar otra máscara de madera para mi colección, visitamos una maqueta que muestra el tamaño que tuvo Tikal en su momento de mayor apogeo y probé la goma del chicozapote, el árbol del que se extrae el chicle (fue como comer un chicle con sabor a madera).

Pocos kilómetros antes del Parque Nacional, se observa cómo la vegetación se hace más intensa y unos minutos después, llegamos al portal de entrada al Parque Nacional Tikal, donde nos revisaron las entradas y nos entregaron un mapa con el detalle de cada una de las ruinas y pirámides.

Así que antes de comenzar a contarles de la visita, voy a contarles un poco de la historia de Tikal, de modo de comprender su importancia para los mayas y para lo que hoy es Guatemala.

Situada en medio de la gran selva del Petén, Tikal llegó a ser uno de los centros más importantes del imperio maya en la actual Guatemala, llegando a tener 150 mil habitantes en su época de máximo esplendor. Se trata de una ciudad en la que se edificaron más de 3 mil templos, palacios, plataformas ceremoniales y plazas, la mayoría de los cuales están conectados por medio de acueductos y cisternas para retener agua.

Los mayas empezaron a construir Yax Mutal (verdadero nombre de la ciudad) en el año 600 a. de C. y durante los siguientes 1500 años fue un importante centro religioso, científico y político. Su auge fue alrededor del año 500 d. de C., durante el periodo Clásico. Fue una de las ciudades mayas más poderosas, edificada estratégicamente en el centro del mundo maya, por lo que se considera que fue el epicentro del comercio durante su época más florida.

Sin embargo, por razones desconocidas, Tikal inició su declive en el año 870 y fue completamente abandonada a finales entre el 950 y el 1000 d. de C.

Tuvieron que pasar más de 900 años para que Tikal fuera redescubierta. El anuncio de la existencia de Tikal se le atribuye al coronel Modesto Méndez y al gobernador Ambrosio Tut en 1848. Otros visitantes posteriores, tales como el botánico suizo Gustave Bernouilli en 1877, Alfred Maudslay en 1881 y 1882, y Teobert Maler en 1904, dejaron poca huella en los monumentos cubiertos de vegetación. No fue sino hasta 1956, cuando el Museo de la Universidad de Pensilvania inició un proyecto de catorce años para excavar y restaurar 16 kilómetros cuadrados de la ciudad, de los 64 o más que ocupaba la metrópoli.

En la actualidad, muchas de las estructuras aún se encuentran cubiertas por la tupida vegetación de la selva, mientras que otra parte restaurada consta de 9 grupos y plazas.

En mayo de 1955 fue declarado Parque Nacional, convirtiéndose en el primer parque nacional establecido en Centroamérica. Desde 1979 es patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.

Sabías que los mayas no eran como los incas. Mientras los incas eran un imperio con un gobernante, el Inca, el que se extendió por gran parte de Sudamérica, los mayas fueron una cultura dividida en diferentes reinos y ciudades como Tikal, Calakmul, Chichen Itzá, etc.



PARQUE NACIONAL TIKAL

Pero bueno, ahora sí que les cuento de mi experiencia en Tikal. Llegamos a eso del mediodía al estacionamiento junto al Centro de Visitantes, desde donde iniciamos nuestro recorrido, ayudados por el mapa que nos entregaron en la entrada del parque.

Iniciado nuestro circuito, pasado la gran ceiba (el árbol sagrado de los mayas), nos encontramos con una de las primeras pirámides, aunque en realidad, se trata de un complejo formado por cuatro edificios. Uno norte, otro sur, una pequeña pirámide al oriente y otra al occidente. Estas estructuras o complejos tan simétricos se construían al finalizar cada Ka´tun, es decir, cada período de veinte años en el calendario maya.

Y aunque hay varios de estos lugares en Tikal, en el complejo Q puede hacerse una idea de cómo eran estas pirámides conmemorativas. Lo más curioso es que los arqueólogos han destapado sólo una, la oriental, mientras que la occidental, que queda justo enfrente, se confunde fácilmente con una colina. Es el antes y el después de los trabajos de los arqueólogos y una manera de comprender cómo fueron encontrados muchos de los edificios de la ciudad maya. De hecho, casi el 80% de Tikal sigue formando parte de la selva y sus estructuras se confunden con montículos o accidentes naturales.

Explora la civilización maya con esta excursión al Parque Nacional de Tikal desde Flores e impresiónate con los templos que se erigen en medio de la selva guatemalteca.

TEMPLO IV

Después de caminar unos 20 minutos por la calzada Maudslay, nos fuimos directamente al Templo IV, conocido también como el Templo de la Serpiente Bicéfala, la pirámide más alta de Tikal y la estructura precolombina más alta conservada de toda América, con aproximadamente 66 metros de altura.

Construido en el año 734 por el hijo del Gran Jaguar, es accesible a través de una escalera de madera que salva el desnivel, la vegetación y las raíces enquistadas en una falsa colina. Así que si quieres llevarte un buen recuerdo, te recomiendo subir a su cima y desde lo alto, contemplar una de las panorámicas más impresionantes de Tikal: la gran Selva del Petén con sus pirámides mayas. Una verdadera postal.

Es realmente increíble la paz que se siente allí arriba, sin más que un enorme manto verde a los pies, desde el que sobresalen las crestas de los templos, el sonido de los pájaros y los monos a lo lejos y el ruido de los truenos de una tormenta que parece acercarse, pero que mágicamente esquiva Tikal.

Nos quedamos largos minutos ahí. Contemplando el maravilloso escenario, sintiendo el viento y las tímidas gotas de lluvia, observando los rayos a lo lejos y descifrando los misterios que esconde esta sorprendente ciudad maya, mientras aprovechábamos de comernos los sandwichs que habíamos llevado para almorzar. Y de la misma forma de lo que me sucedió en Camboya, fue un momento en que pude experimentar una desconexión total y solo disfrutar de lo que percibían mis sentidos.

Luego, caminando por los senderos, comencé a sentir que algo me picaba en las piernas. Me miré y estaba lleno de hormigas que subían por mis pantalones y se metían en mis calcetines… supuse que debí haberme detenido a tomar alguna foto sobre algún hormiguero y ¡chan!, quedé plagado de hormigas gigantes. En todo caso, nada que una buena sacudida no pudiera solucionar. En fin, cosas que pasan en la selva.

MUNDO PERDIDO

Así llegamos hasta Mundo Perdido, una zona que cuenta con 38 estructuras repartidas en un alrededor de 60 mil metros cuadrados y que es conocida por ser el mayor complejo ceremonial de Tikal. Su origen se remonta al período Preclásico, entre los años 700 y 600 a. de C.

Algunos registros apuntan a que esta plaza fue concebida como un complejo astronómico, el que está formado por una pirámide alineada con una plataforma situada en dirección este. Parte de esta edificación consistió en que dichos templos sirvieran para la observación de estrellas, método que era empleado por los mayas para mantener una cuenta del paso del tiempo, según sus métodos astronómicos.

Aquí se encuentra la Gran Pirámide de Mundo Perdido, la que tiene 4 lados y 30 metros de altura, donde se despliegan mascarones y escalinatas que llevan hasta su cima. También destaca otra pirámide, la cual se cree comenzó a ser construida entre los años 250 y 300 a. de C., por lo que es considerada como la estructura más antigua en Tikal. Tiene una altura aproximada de 22 metros, y a partir del año 700 fue un recinto funerario, pues se encontraron 3 tumbas, 2 de hombres y 1 de mujer, que eran de la clase dirigente de la ciudad maya.

Sabías que este sitio también servía para observar los ciclos de Venus y el Sol, así como los solsticios y equinoccios.

PLAZA DE LOS SIETE TEMPLOS

Al este de Mundo Perdido nos encontramos con la Plaza de los Siete Templos, la que cuenta con varios patios, tres juegos de pelota maya y siete templos casi idénticos y que fueron edificados en el Preclásico Tardío. Se cree que en la antigüedad, aquí llegaban los mayas para presenciar los juegos de pelota, los que eran parte de rituales asociados al observatorio astronómico cercano.

Orientada hacia el eje norte-sur, la plaza es rectangular y cuenta con diferentes elementos arquitectónicos distintos que fueron construidos a lo largo de los siglos y que conforman una unidad ideológica que gira en torno al mito de la lucha entre el bien y el mal, la luz y la oscuridad, arriba y abajo, etc.; lucha narrada y descrita en el Popol Vuh con el mítico juego de pelota en el Inframundo.

 TEMPLO V

Muy cerca de ahí, nos encontramos con el Templo V, que con sus 57 metros es la segunda estructura más grande de Tikal, construida entre los años 550 y 650. Se trata de una pirámide con dos caras muy diferentes. Por delante, en el lado de la escalera, se pueden ver los trabajos de restauración y limpieza de los arqueólogos, mientras que en los lados y en la parte trasera todavía está camuflada por la vegetación de una falsa colina.

Cabe destacar que el que Templo V fue una gran pirámide funeraria de un monarca que hoy en día aún no ha sido identificado, y que se caracteriza por su gran escalera de 20 metros de ancho en la parte frontal.

 GRAN PLAZA

De ahí nos dirigimos hasta la Gran Plaza, el núcleo de la ciudad, compuesta por la Acrópolis Norte, la Acrópolis Central y los Templos I y II, pertenecientes a la época del gran rey Jasaw Chan K’awil (siglo VIII d. C.) y que representan el periodo de máximo esplendor en Tikal.

Llegados a la Gran Plaza, el escenario no puede ser mejor. Solo nosotros para disfrutar del corazón de la ciudad maya como si hubiésemos tenido que caminar durante días por la selva para vislumbrar un hallazgo arqueológico de estas dimensiones.

En la Gran Plaza deben haber tenido lugar las escenas de mayor colorido y actividad, pues aquí se comerciaban alfarería, tejidos, pieles de animales, hierbas y alimentos. La plaza era el núcleo de las grandes concentraciones ceremoniales. Consistía en un área abierta que cubría unos diez mil metros cuadrados, construida en cuatro niveles superpuestos, cuya superficie era alisada mediante yeso blanco, ahora cubierto de hierba, y rodeada de pirámides y otros edificios.

TEMPLO I, DEL GRAN JAGUAR

Dominando la plaza al este y al oeste, se encuentran, respectivamente, el Templo I o del Jaguar Gigante, el monumento más famoso de Tikal, y el Templo II. Enfrentados parecen querer mostrar las dualidades del universo, el amanecer y la puesta de sol, el principio y el final, la vida y la muerte…

El Templo I se eleva a más de 47 metros y fue construido en el año 700 por Jasaw Chan K’awil, cuya tumba fue encontrada en su interior. Se le conoce como el Templo del Gran Jaguar por el relieve de un jaguar en el dintel de la puerta.

En la cima, el templo tiene una erosionada cresta que antaño representaba la enorme figura de un gobernante sentado, quizá pintada de vivos colores.

El Templo II o de las Máscaras, por su parte, mide 38 metros de alto y fue construido en el año 700. A éste se puede subir mediante unas escaleras para tener una magnífica vista de la Gran Plaza y el Templo del Gran Jaguar.

Sabías que todas las pirámides lucían de colores, algo que los arqueólogos han podido descifrar para recrear cómo se veían en aquellos tiempos.

 ACRÓPOLIS NORTE

En la Plaza también es posible visitar la Acrópolis Norte, el lugar escogido para el entierro de los gobernantes de Tikal por más de 5 siglos entre el año 1 y el 550 d. de C.  Sin embargo, existen evidencias de que los primeros pobladores de Tikal llegaron al área alrededor del año 800 a. de C.

La Acrópolis del Norte fue ocupada por al menos 1500 años, como lo muestran las estelas y altares esculpidos, que describen la secuencia dinástica de sus gobernantes. Su gran plataforma, de 100 por 80 metros sostiene ocho templos funerarios de los gobernantes de Tikal.



 ACRÓPOLIS CENTRAL

En el otro costado de la Gran Plaza está la Acrópolis Central, un enorme complejo de palacios residenciales y administrativos donde vivió la familia real de Tikal. Abarca alrededor de 1,5 hectáreas y se compone de 45 edificios y 6 patios. Escaleras, salones y portales comunican los edificios y las plazas. Muchos de estos palacios fueron usados como residencias y muchas de las cámaras todavía contienen camas de piedra, sobre las que se colocaban pieles y alfombras.

Después caminamos unos 20 minutos por la calzada Méndez hasta el Palacio de las Acanaladuras, un complejo residencial que cuenta con 29 cámaras abovedadas en forma rectangular con camas empotradas. No existe una explicación satisfactoria por la cual las paredes tienen acanaladuras, pero quizá contribuyeron a la recolección de agua, que fue entonces dirigida por la fuerza de gravedad hacia los depósitos de agua de Tikal.

Ya casi a las 4, hora en que habíamos acordado juntarnos con nuestro chofer para regresar, “trotamos” otro largo trecho por la calzada Méndez hasta el Templo VI, conocido como el Templo de las Inscripciones, de 25 metros de altura. En la parte posterior de su crestería de 12,5 metros presenta una serie de glifos que constituyen el jeroglífico más grande de Tikal.

Todos los días del año: 6:00 a 18:00 horas / En horario extraordinario, existe el tour de amanecer de 4:00 a 6:00 horas y el tour de atardecer de 18:00 a 20:00 horas.
 Entrada: Guatemaltecos: 25 quetzales / Extranjeros: 150 quetzales / Tour amanecer o atardecer: Guatemaltecos: 20 quetzales / Extranjeros: 100 quetzales
 http://mcd.gob.gt/tikal/

 LAGO PETÉN ITZÁ

De regreso, alcanzamos a ver la puesta de sol en el lago Petén Itzá y para esperar nuestro vuelo a Ciudad de Guatemala a las 9 de la noche, el chofer nos dejó en la isla de Flores, donde aparte de caminar por su preciosa costanera llena de restoranes, bares y hostales, aprovechamos de comer unos exquisitos tacos y beber una refrescante limonada en el restorán Raíces.

Cuando llegamos al aeropuerto, el avión nos esperaba a nosotros. El vuelo se había adelantado unos minutos. Cansado, se me vinieron a la mente las imágenes que había disfrutado pocas horas atrás y comencé a hacer el balance de mi visita a Tikal.

Sin duda, la decisión de hacer el viaje por nuestra cuenta fue lo más acertado. Con el tour hubiéramos gastado unos 700 dólares. En cambio, con poco más de 500 dólares, habíamos pagado pasajes, transporte, entradas y comida… y lo que es mejor, habíamos gozado a nuestras anchas de las ruinas, guiados por nuestro mapa y por los tiempos que quisimos dedicarle a cada sitio.

Y si bien he tenido la suerte de estar en Teotihuacán (México) y en Angkor Wat (Camboya), tengo que decir que la experiencia de ir descubriendo las pirámides entremedio de la selva es algo que no tiene parangón. Es como estar en una película, que en nuestro caso fue idealmente perfecta, porque nos topamos con muy pocos turistas y pudimos disfrutar prácticamente a solas de la mayoría de las ruinas y hacer unas postales maravillosas. Todo gracias a que el vuelo de ida se había retrasado y llegamos al mediodía al parque, cuando gran parte de los visitantes ya casi lo han recorrido por completo.

¿Mi recomendación? Que visites Tikal cuando sea, porque es una experiencia extraordinaria, aunque prefiere la temporada baja, un vuelo tardío o simplemente, apela a la suerte que tuvimos nosotros. ¡Buen viaje!

Por cierto, este post se lo dedico a mi amiga Leyla de los tiempos en que estudiábamos arquitectura… Leyla, ¿te acuerdas cuando soñábamos con viajar a Guatemala y conocer las pirámides?

Vive una experiencia inolvidable viajando en avión desde Ciudad de Guatemala hasta el Parque Nacional de Tikal y descubre las impresionantes pirámides mayas. 

MAPA

CLIMA

Los mejores meses para ir a Tikal son de febrero a mayo, especialmente en marzo, cuando es temporada baja.

La temporada de lluvias va desde junio a octubre, aunque la mayor concentración de precipitaciones se da entre septiembre y octubre. En noviembre, la zona de Petén también suele ser muy lluviosa.

¿CUÁNTOS DÍAS ESTAR?

Si eres un viajero como yo, de los que tienen poco tiempo y queremos conocer al máximo, te diré que la opción del tour por un día (contratado o planificado por tu cuenta) es una buena alternativa y te permite recorrer las ruinas más importantes del complejo arqueológico.

Sin embargo, si andas con más tiempo y lo tuyo es visitar los lugares con más calma, hacer postales y disfrutar de los paisajes, te recomiendo estar un par de días en Tikal, para lo que existen dos opciones:

  • Buscar un hotel en Flores, un pueblo a orillas del Lago Petén Itzá, que cuenta con una animada vida nocturna. Lo malo es que alojar allí te obliga a andar 140 kilómetros para ir y volver a Tikal.
  • La otra alternativa es alojar en uno de los hoteles que están dentro del mismo recinto arqueológico. Esta opción es más tranquila y te permite disfrutar del amanecer en lo alto del Templo IV. En este caso, no debes olvidar comprar el ticket adicional al parque de US$ 14 o Q 100 por persona para ver el amanecer o el atardecer en Tikal y ser admitido antes o después del horario oficial de apertura.

ALOJAMIENTO

Como ya te comenté, existen 3 hoteles en el interior de Tikal. Las mejores opciones son el Tikal Inn y el Jungle Lodge.

En Flores y Santa Elena existen variadas opciones de alojamiento que te permiten disfrutar de la vida nocturna en la zona del lago Petén Itzá. Lo malo es tener que trasladarte 140 kilómetros para ir y volver de Tikal.

TRANSPORTE

CÓMO IR DESDE CIUDAD DE GUATEMALA A TIKAL

AUTOBÚS

Desde la Ciudad de Guatemala hay autobuses que te llevan a la zona por muy poco precio, pero tardan entre 8 y 10 horas.

AVIÓN

La mejor y más rápida opción para llegar a Tikal es el avión que sale desde la Ciudad de Guatemala para aterrizar en el aeropuerto Mundo Maya de Flores. Aunque es la alternativa más cara, el vuelo solo tarda 45 minutos. Avianca y Transportes Aéreos Guatemaltecos son las empresas que operan los vuelos.

CÓMO IR DESDE FLORES A TIKAL

MINIBÚS

Existen minibuses locales diarios. El primero es a las 4 de la mañana y suele haber uno cada hora, por lo que es aconsejable confirmar horarios tanto de ida como de vuelta el día anterior.

 SHUTTLE BUS

Existen también múltiples agencias que se dedican a llevar grupos de turistas, muchos de los cuales se ubican a la salida del mismo aeropuerto de Flores. Es importante que negocies de antemano el precio del viaje, y si quieres que te recoja a la salida, acuerda bien la hora de recogida.

CONSEJOS

  • Al tratarse de un lugar semitropical donde llueve con frecuencia, debes usar calzado cerrado para que no te entren las hormigas (aunque a mí igual me pasó), cómodo y con una suela que se adhiera bien a las superficies húmedas. No te olvides de tus gafas de sol y de llevar ropa holgada y todoterreno.
  • En la mañana puede que haga frío, así que considera llevar una chaqueta o polerón para abrigarte.
  • Lleva agua para beber y refrescarte, utiliza protector solar y repelente antimosquitos.
  • Si llegas al complejo arqueológico muy tarde, puedes sacar una entrada especial que incluye también el día siguiente. Ojo, que el personal de las boleterías no la suele ofrecer, por lo que tienes que pedirla.
  • Las entradas al parque solo se pueden pagar en quetzales o dólares americanos. No se permiten otras monedas ni tarjetas de crédito. Lo mismo sucede en los puestos de comida y bebidas que hay dentro del parque.
  • Dentro del parque no hay cajeros automáticos, por lo que es aconsejable llevar dinero en efectivo de antemano.
  • Si lo que esperas es postear en Facebook o Instagram tus fotos, deberás esperar, porque dentro del parque es casi imposible conectarse (¡por suerte!). Así que aprovecha de desconectarte. Ahora si lo tuyo es muy urgente, deberás subir a lo del Templo IV, donde hay algo de señal.

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