Partiré este post contándoles de la pésima experiencia que tuve con Travelgenio. Resulta que compré los boletos de avión de Malta a Túnez con esta agencia y unos cuantos días antes del vuelo, comenzaron a llegarme unos correos que indicaban que el vuelo había sido modificado.

El tema es que había un link, que había que copiar y pegar porque ni siquiera era un enlace directo (ya me pareció poco serio), en el que al poner mis datos y código de reserva, aparecía el vuelo que había comprado, sin cambios, por lo que asumí se trataba de un error.

Sin embargo, estando en La Valeta, para asegurarnos, decidimos ir a la agencia de TunisAir Express que estaba cerca de nuestro hotel. Al llegar, la oficina estaba clausurada y un cartel pegado indicaba unos números de teléfono en los que nadie contestó, por lo que escribí un mail esperando respuesta.

Unas horas después, de la línea aérea nos confirmaron que efectivamente el vuelo había sido modificado y que la nueva fecha prácticamente coincidía con nuestro vuelo de Túnez a Barcelona, por lo que no nos servía. La opción que nos quedó fue comprar unos nuevos tickets en Air Malta, cuyo único vuelo despegaba a las 2:35 de la madrugada, llegando casi a las 4:00 am a Túnez.

Muertos de cansancio, como si eso fuera poco, al entregar nuestros pasaportes en Inmigración, el policía no entendió nada. Adivino que ni siquiera sabía dónde quedaba Chile, por lo que entró a una oficina y después de unos 15 minutos, salió para timbrarnos los documentos. ¡Bienvenidos a África!

Un taxi nos llevó hasta el Hotel Tiba, nuestro alojamiento en pleno centro de la capital de Túnez. El chofer esperó a que el recepcionista nos abriera la puerta. Llenamos los papeles con nuestros datos, nos pasaron la llave de la habitación y nos fuimos directamente a dormir.

Situada en el golfo de Túnez, detrás del lago de Túnez y del puerto de La Goleta, la historia de la ciudad se remonta al II milenio a.n.e. (antes de nuestra era), cuando los bereberes fundaron el pueblo, cuyo nombre original era Tunes. Sin embargo, la existencia de Túnez como ciudad se menciona desde el siglo IV a.n.e.

Posteriormente, a unos 20 kilómetros de la aldea, los fenicios fundaron la villa de Cartago, cuya localización estratégica y su rápido desarrollo, la convirtieron en un importante objetivo militar, lo que hizo que cambiase de manos varias veces, hasta que fuera destruida al final de la tercera guerra púnica, en el siglo II a. de C.

Según el historiador griego Estrabón, tanto Túnez como Cartago fueron destruidas; sin embargo, ambas fueron reconstruidas bajo el gobierno de Augusto, convirtiéndose Túnez en una ciudad importante bajo el control romano y el centro de una pujante industria agrícola. Asimismo, fue cristianizada y finalmente se convirtió en la sede episcopal de la iglesia católica en África.

El dominio romano se extendió por aproximadamente 700 años, hasta que en el siglo V, fue conquistada por los vándalos y luego por los bizantinos en el siglo VI. Durante el siglo VII, los árabes musulmanes se hicieron con el poder, islamizando y arabizando poco a poco la población, convirtiendo a Túnez en la segunda ciudad del país, después de Kairuán.

Pero Túnez también fue objeto de la pugna entre españoles y otomanos. A principios del siglo XVI, España había logrado controlar algunas de las ciudades de la costa norte de África, entre ellas Túnez, no obstante, el Imperio Otomano no permitió que esto durara mucho tiempo y desde 1574 dominó el país.

Durante el siglo XIX, Túnez fue el primer país árabe que redactó una Constitución. Sin embargo, la inestabilidad económica así como los abusos de los gobernadores y la codicia de otros reinos sobre el territorio tunecino terminaron por desestabilizar el país, hasta que finalmente en 1881, Francia estableció en Túnez su protectorado. Una nueva ciudad, al estilo europeo, se estableció al este de la Medina, al otro lado de la puerta Bab el Bhar.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Túnez se convirtió en uno de los principales escenarios de la guerra en África, ya que fue ocupada por las fuerzas del Eje en noviembre de 1942 y luego por los aliados en mayo de 1943.

Tras la independencia del país en 1956, Túnez se convirtió en su capital y la ciudad colonial comenzó a transformarse y expandirse con la creación de nuevos barrios. Viejos edificios fueron renovados y nuevas construcciones modificaron el panorama urbano.

LOS 15 LUGARES QUE NO TE DEBES PERDER

 AVENIDA HABIB BOURGUIBA 

A menos de media cuadra de nuestro hotel, la mañana siguiente lo primero que hicimos fue recorrer la avenida Habib Bourguiba de extremo a extremo.

Centro neurálgico de la ciudad, la principal arteria de la capital lleva el nombre del primer Presidente de la República de Túnez y el líder nacional del movimiento de independencia del país. Eso sí antiguamente fue conocida como la “Promenade de la Marine”, y era apenas una calle más. Sin embargo, hace solo tres décadas que comenzó a ganar popularidad, gracias a la expansión de la urbe hacia el este de la Medina.

Con tiendas y restaurantes, y árboles alineados a ambos lados, la avenida Habib Bourguiba es uno de los paisajes urbanos más emblemáticos de Túnez y uno de los lugares que no te puedes perder si visitas la ciudad.

La avenida nace junto al Lago de Túnez y se extiende rumbo al oeste hasta desembocar en la Plaza de la Independencia, donde se transforma en la Avenida de Francia. A lo largo de ella se encuentran interesantes monumentos como el Teatro Municipal, construido en 1920; y la plaza 14 de Enero.

Aquí también se encuentra el edificio de la Embajada de Francia, construido entre 1890 y 1892, y la Catedral de San Vicente de Paul, edificada en 1897. En el extremo occidental de la avenida, el arco Bab el Bhar o Puerta de Francia es una de las puertas de entrada a la Medina.

 Sabías que esta avenida se popularizó en el año 2011, durante la Revolución de los Jazmines, ya que aquí se concentraron las manifestaciones que pusieron fin a la dictadura que imperaba en Túnez.

 CATEDRAL DE SAN VICENTE DE PAUL 

Ubicada en la Túnez moderna, concretamente en la Plaza de la Independencia, la Catedral de San Vicente de Paul es un auténtico y magnífico ejemplo de la enorme diversidad de culturas que conviven en la ciudad, lo que también se ve reflejado en su arquitectura, una mezcla de estilos que incluyen el moro, el gótico y el bizantino.

Su construcción comenzó en 1893, sin embargo, fue inaugurada recién a finales de 1897, con una de sus torres aún de madera, producto de la escasez de fondos. Hasta entonces, la única catedral católica del país era la Catedral de San Luis, situada en la ciudad de Cartago.

El nombre de la catedral hace referencia a un sacerdote que fue vendido como esclavo en Túnez y que tras conseguir la libertad, dedicó su vida a ayudar a los esclavos cristianos que vivían en la zona.

Sabías que tras la independencia del país de Francia, el número de personas que decían profesar la fe católica descendió de una manera alarmante, lo que llevó a que se firmase un acuerdo con el Vaticano, según el cual la República de Túnez puede utilizar los edificios católicos para fines civiles.

 MERCADO CENTRAL DE TÚNEZ 

Continuando por la Avenida de Francia y doblando al sur por la Rue Charles de Gaulle, llegamos hasta el Mercado Central de Túnez, fundado en 1881 y una de las primeras construcciones de la época colonial. El edificio fue declarado como Monumento Histórico en el año 2000 y fue restaurado minuciosamente entre los años 2003 y 2007, sin interrumpir el trabajo de los comerciantes.

Conocido como Foundouk Ghall, cuenta con casi 600 puestos en los que se venden frutas y verduras, pescado, carne y aves de corral, además de comida y diversos productos. Uno de los grandes atractivos de la ciudad, el mercado merece una visita si quieres conocer y presenciar escenas de la vida cotidiana tunecina.

 PLAZA DE LA VICTORIA / BAB EL BHAR (PUERTA DE FRANCIA) 

De vuelta en la Avenida de Francia, ahora llegamos hasta la Plaza de la Victoria, punto de entrada a la Medina.

Aquí la Bab el Bahr, un arco de la antigua muralla de la ciudad, sirve de frontera entre la Ville Nouvelle o Ciudad Nueva y la Medina. Cabe destacar que adoptó el nombre de Puerta de Francia durante el protectorado y que su particularidad son las dos puertas de madera cubiertas de placas de hierro.

Descubre los contrastes históricos y económicos de Túnez y conoce sus monumentos más destacados con esta visita guiada.

 MEDINA DE TÚNEZ 

Medina en árabe significa ciudad, sin embargo, en nuestros días se utiliza como sinónimo de bazar, porque es allí donde se encontraban y donde, siglos después, siguen estando las tiendas y puestos en los que se puede comprar cualquier cosa.

La Medina de Túnez es una de las más importantes del mundo. No en vano forma parte del Patrimonio de la Humanidad desde 1979. Su entramado de callejuelas es un monumento en sí mismo, con sus paredes blancas y sus zocos, callejuelas donde se establecen los comerciantes y artesanos de los distintos gremios de oficios.

Los oficios más “limpios” se instalan cerca de la gran mezquita, los que ensucian más se instalan más lejos. Y es que existe una jerarquía de los oficios. A la cabeza, se encuentra la artesanía y el comercio de las chechias (típico sombrero tunecino); a continuación, vienen los perfumes, la seda, la talabartería, la confección de prendas de vestir, la fabricación de las babuchas, el tejido, la alfarería; y en la parte baja de la escala, los herreros y los tintoreros.

En fin, nada más cuando entrábamos a la Medina, un insistente joven comenzó a preguntarnos de dónde éramos. Al contestarle que de Chile, empezó a hablar en español de Alexis Sánchez, el gancho para entablar una conversación. El cuento es que nos puso al tanto que Túnez estaba en plena celebración del Ramadán y que por eso, la gran mayoría de los negocios estaban cerrados. Resultó insólito ver el oído que tenían los vendedores, que al darse cuenta de nuestra nacionalidad, nos abordaron hasta el hartazgo ofreciéndonos sus productos.

Fue así como con su cautivante personalidad, el chico nos fue llevando por las sinuosas callecitas hasta meternos en un negocio de alfombras, donde por más que insistieron en vendernos una, no lograron convencernos. Así que a nuestro reclamo, nos condujo por el interior de la casa, subimos unas escaleras y llegamos a una terraza mirador, desde donde tuvimos una completa panorámica de la ciudad y un espectacular primer plano de los techos de la Medina.

Acto seguido, nos empezó a contar de su familia y de que tenía un hermano que fabricaba perfumes, que si nos interesaba conocerlo. Terminamos en su negocio, donde nos explicaron cómo se fabrican las esencias y pudimos probar los aromas de las principales fragancias como Channel Nº5, Hugo Boss o Armani. Sinceramente, muy entretenido, tanto que terminamos comprando cuatro frasquitos de esencias.

Después de dar vueltas por poco más de una hora, decidimos darle una propina y volver a la Plaza de la Victoria, con la idea de regresar la mañana siguiente esperando ver la Medina en completo funcionamiento.

Con bastante hambre nos dimos a la tarea de encontrar un lugar donde almorzar. Y es que por el Ramadán, los musulmanes hacen ayuno desde que sale hasta que se pone el sol, por lo que los restoranes y negocios de comida cierran durante casi todo el día.

Finalmente, muy cerca del hotel, sobre la avenida Habib Bourguiba dimos con un restorán en el que pudimos probar algo de comida típica. Curioso fue que el mozo se disculpara por llevarnos el jugo en vasos de cartón, explicándonos que por el Ramadán no pueden usar vasos de vidrio.

Tras dormir una siesta y cuando ya anochecía, el ruido de la calle nos alentó a salir. La avenida estaba repleta de gente disfrutando en las terrazas de los bares y restoranes. En el mismo local del almuerzo, comimos una pizza y bebimos unas cervezas, mientras mirábamos con atención a un matrimonio que compartía una botella de agua y a sus hijos que comían unos panqueques.

Caminando un poco, pudimos darnos cuenta que la gran mayoría comía muy poquito, bebía agua o se tomaba un helado. Y es que claramente no es recomendable darse un gran banquete después de tan extenso ayuno. No hay estómago que aguante.

Al día siguiente, luego de levantarnos muy temprano, volvimos a la Medina, donde esta vez, pudimos caminar más tranquilos, comprar algunos souvenirs de regalo y descubrir cada uno de los zocos (conjuntos de tiendas), tarea que se hizo casi imposible pues el GPS del teléfono apenas funcionaba.

Recorrimos tiendas repletas de souvenirs con mantas, piezas de cerámica, narguiles (pipas de agua), alfombras y chechias. Y es que la Medina de Túnez es tan extensa, que lo mejor  es perderse por sus callecitas y dejarse sorprender por la refinada decoración de sus puertas claveteadas, de color azul profundo o amarillo, las que reflejaban el nivel de riqueza de sus habitantes, quienes concentraban en su decoración sus ansias de prestigio social.

 Sabías que en el interior de la Medina pueden verse hasta 700 monumentos en un espacio de casi tres kilómetros cuadrados. Palacios, mezquitas, mausoleos y fuentes, todos ellos construidos a partir del siglo VIII.

 MEZQUITA AL-ZAYTUNA 

En el interior de la Medina, la mezquita Al-Zaytuna o mezquita del Olivo, es la más antigua y grande de Túnez y está entre las mayores de los países del Magreb. Fundada en el año 732, fue reconstruida por completo en el siglo IX.

En el siglo XIII albergó a una de las universidades islámicas más importantes del norte de África, haciéndose famosa, sobre todo, por su facultad de Teología, la que mandó cerrar el padre de la independencia Habib Bourguiba, deseoso de reducir el peso del clero.

Y a pesar que los no musulmanes no pueden entrar a la sala de oración y al patio rodeado de casi 200 columnas traídas de Cartago, sí logramos contemplarla desde el tejado de una tienda próxima.

 Sabías que la mezquita Al-Zaytuna es el corazón de la Medina, alrededor de la cual se ordena todo y desde donde, como racimos, se extienden sus callejuelas.



 MEZQUITA SIDI YOUSSEF 

Al final del zoco de los Turcos, nos encontramos con la Mezquita de Sidi Youssef. Construida por los otomanos en 1616, en el patio se sitúa la tumba de su fundador, Youssef Dey. De esta mezquita destaca su minarete de forma octogonal, el primero de esta forma que se construyó a en Túnez. Como otras mezquitas, los no musulmanes no pueden visitar su interior.

Junto a la mezquita se halla el Palacio del Bey, cuyo nombre se debe a que era la residencia de los beys o gobernantes locales durante la dominación turca. Fue construido en el siglo XVIII y actualmente es la sede del Primer Ministro de Túnez y el Ministerio de Asuntos Exteriores, por lo que como tal, no se puede fotografiar.

 PLAZA DE LA KASBAH 

Muy cerca de la mezquita, unos pasos hacia el oriente, está la Plaza de la Kasbah, donde se concentraron las protestas de la denominada Primavera Árabe en 2010, manifestaciones que terminaron por derrocar al gobierno de Ben Ali, tras 23 años de dictadura.

Flanqueada por la Mezquita de la Kasbah y los Ministerios de Defensa y de Finanzas, la plaza es un gran espacio abierto que nació después de la demolición de las murallas de la kasbah (ciudadela) y de varios edificios ubicados allí a fines de la década de 1950.

La explanada fue remodelada en 1988, cuando fue inaugurado el nuevo edificio del Ayuntamiento y se agregaron elegantes faroles y mástiles con la bandera de Túnez. En el centro, se alza un enorme y curioso monumento de hormigón, que no pude saber qué representa, pues la placa estaba escrita en árabe. Sin duda un espacio en el que se observa la confluencia de la tradición árabe y occidental.

 PLAZA DE LOS DERECHOS HUMANOS 

Atravesando la Ciudad Nueva casi por completo, llegamos a la Avenida Mohamed V, donde se halla la Plaza de los Derechos Humanos, una plaza bastante poco cuidada (como casi todas las áreas verdes de la ciudad) en la que en medio de una fuente de agua, se alza un memorial a los Derechos Humanos.

Y si bien la plaza no tiene ningún atractivo en especial, aprovechamos de descansar unos minutos a la sombra y fotografiamos algunos edificios de los alrededores, como el Palacio de Congresos y el Banco Central. Una visita de la que, claramente, se puede prescindir.

 PARQUE BELVEDERE 

Tomando el tranvía en la Place de la Republique llegamos hasta la estación Palestine, junto al Parque Belvedere, el parque más grande de la ciudad, donde se encuentran el Museo de Arte Moderno y el Zoológico.

Proyectado en 1892 por el paisajista francés Joseph Laforcade y abierto al público en 1910, el parque es un verdadero oasis de 110 hectáreas asentado sobre una colina, con una serie de puntos desde los que se puede ver toda la ciudad y el golfo de Túnez.

Ideal para tomarse un descanso del ajetreo, el calor y el ruido, en su interior hay una gran variedad de árboles y arbustos. Pero uno de sus mayores atractivos es la Koubba (cúpula), un edificio que data del siglo XVII y que originalmente se encontraba en la Manouba, cerca de Túnez. Fue trasladado al Belvedere en 1901 y llama la atención por su cúpula acanalada, sus columnas, sus galerías y sobre todo por su decoración de yeso tallado surtido de pequeñas vidrieras multicolores, cerámica en las paredes y mármol blanco.

Av. Mustapha Khaznadar / Tranvía: Palestine (línea 2)
 Martes a domingo: abierto 24 horas / Lunes: cerrado
 Entrada gratuita
 http://www.commune-tunis.gov.tn/publish/content/article.asp?id=765#

 MUSEO NACIONAL DEL BARDO 

Nuevamente en tranvía, esta vez llegamos al Museo Nacional del Bardo, situado en el barrio del mismo nombre e inaugurado el 7 de mayo de 1888.

El museo abarca tres plantas en las que es posible recorrer los vestigios arqueológicos y la historia de Túnez. Aquí se puede apreciar una de las mejores colecciones de mosaicos romanos del mundo, además de obras griegas, cerámica del norte de África y Asia Menor y arte cristiano e islámico. Muchos de estos restos proceden de las ruinas de Cartago, Útica o Dougga.

Pero además de las colecciones, la decoración del palacio merece un párrafo aparte. Maravillosas cúpulas, techos ornamentados, salones que fueron habitados por la realeza, estatuas, y galerías decoradas con estilizadas columnas trasladan a otro mundo. Una visita absolutamente recomendable.

 Descubre la herencia romana en Túnez visitando el Museo del Bardo y enamórate de la Medina con este imperdible tour.

P7 / Tranvía: Bardo (línea 4)
 Martes a domingo: 9:00 a 17:00 horas / Lunes: cerrado
 Entrada general: 11 TND
 http://www.bardomuseum.tn

 CATEDRAL DE SAN LUIS DE CARTAGO

En la estación Tunis Marine tomamos un tren que atraviesa el Lago de Túnez y llega hasta Cartago. Bajándonos en la estación Carthage Dermech, subimos hasta la colina de Byrsa, donde se encuentra la Catedral de San Luis, nombre dado en honor a Luis IX, un rey francés que murió en el asedio de Túnez en 1270.

Construida entre 1884 y 1890, cuando Túnez era protectorado francés, su estilo arquitectónico es una mezcla entre morisco y neobizantino, su planta tiene la clásica forma de cruz latina y está flanqueada por dos torres cuadradas en la fachada. Las vidrieras, en tanto, tienen detalles arabescos y su enorme campana pesa 6 toneladas.

En virtud de un acuerdo de 1964 entre el Vaticano y la República de Túnez, la Catedral de San Luis fue transferida al Estado para uso público y es ahora un centro cultural en el que se brindan todo tipo de espectáculos.

 MUSEO NACIONAL DE CARTAGO 

Al lado de la Catedral, el Museo Nacional de Cartago se encontraba cerrado por remodelación. Fundado en 1875 por el Cardenal Lavigerie Charles Martial en las instalaciones del monasterio, su nombre hasta 1956 fue Lavigerie Museum.

Dedicado a los sitios arqueológicos de la época Púnica y Romana, el museo permite apreciar la magnitud de la ciudad en aquellos tiempos. Algunas de las piezas halladas en las excavaciones son de piedra caliza y mármol tallados, representando animales, plantas e incluso las esculturas humanas. De especial interés es un sarcófago de mármol de un sacerdote y la sacerdotisa del siglo III a. de C., descubiertos en la necrópolis de Cartago.

El museo también cuenta con una notable colección de máscaras y joyas en vidrio fundido, mosaicos romanos como la famosa “Dama de Cartago”, y una vasta colección de ánforas romanas. Pero la sala más impresionante es la dedicada a la cultura romana, donde se exhiben estatuas, panteones y, lo más imponente, dos estatuas llevadas al lugar desde el anfiteatro de el Jem que se encuentran en la puerta de la sala representando la victoria.

Por si te toca ir cuando el museo haya sido reabierto, el horario de funcionamiento es de 8:30 a 17:30 horas y la entrada cuesta 9 TND.



 RUINAS DE CARTAGO 

Nadie que se precie de viajar a Túnez puede irse sin visitar las ruinas de Cartago, ciudad fundada por los fenicios en el siglo XIII a. de C. bajo el nombre de Qart Haddast y que con el paso de los siglos, se convirtió en un imperio que se extendió por todo el Mediterráneo, teniendo bases en todo el norte africano hasta Hispania, así como en Ibiza y Sicilia.

Sin embargo, como todos los grandes imperios, éste también tuvo su fin a manos del imperio más grande de la Historia: el Romano. Fue en el año 146 a. de C. cuando el Imperio Cartaginés cayó derrotado ante el Imperio Romano y su capital, Cartago, fue destruida.

Pero la historia no acabó ahí para este enclave mediterráneo, pues sobre sus ruinas los romanos construyeron una nueva Cartago, que llegó a convertirse en la segunda ciudad en importancia de todo el imperio, dada su céntrica situación dentro del Mar Mediterráneo.

Enclave ideal para la economía y la defensa militar de la zona, durante siglos fue tan deseada y perseguida que siglos después, vándalos y bizantinos la conquistaron, ocupándola hasta el año 705, cuando los musulmanes se hicieron de ella, no sin antes destruyéndola totalmente y masacrando a todos sus habitantes.

Los episodios históricos continuaron con las batallas producidas con motivo de la Octava Cruzada en la que murió el rey francés Luis IX en el año 1270, con la conquista por parte del pirata Barbarroja, o la invasión de las tropas españolas de Carlos V. Por haber estado bajo el yugo del Imperio Otomano e incluso, bajo el poder de las tropas francesas de Napoleón y de las alemanas de Hitler.

 Sabías que las Ruinas de Cartago fueron declaradas como Patrimonio de la Humanidad en 1979.

COLINA DE BYRSA 

Junto a la Catedral de San Luis, aprovechamos de visitar la Colina de Byrsa, considerada la acrópolis de Cartago. El ticket, que nos costó 12 TND, incluía la entrada a todos los monumentos arqueológicos de la antigua ciudad.

La tradición cuenta que la princesa Dido edificó una ciudadela fortificada, delimitando el terreno con un pellejo de buey (denominado Byrsa, en griego) cortado en finas tiras. De este modo, Byrsa es considerada la predecesora de Cartago. Siglos más tarde, la ciudadela fue asediada por Publio Cornelio Escipión en la tercera guerra púnica, siendo conquistada y destruida en el año 146 a. de C.

Las excavaciones arqueológicas en la colina de Byrsa fueron realizadas por una misión francesa a instancias de la Unesco a partir de 1973. Desde 1985, sus ruinas se encuentran enmarcadas dentro de un área protegida de cerca de 600 hectáreas.

TERMAS DE ANTONINO 

Con la idea de ir al anfiteatro romano, que en el mapa aparecía como bastante cercano, pero que en la práctica se ubicaba a unos kilómetros, hablamos con un taxista que por 50 dólares se ofreció a hacernos un tour por el resto de las ruinas (las que alcanzáramos a ver considerando el horario de Ramadán), llevarnos a Sidi Bou Said y regresarnos al hotel.

Fue así como nos condujo a las Termas de Antonino, uno de los más importantes baños de la época romana, cuyos vestigios se extienden sobre una longitud superior a 200 metros, en la parte inferior de la colina actual de Borj Djedid.

De entrada sorprenden las dimensiones de este colosal edificio, del cual aún se conserva una capilla cristiana de época y estilo bizantino, una columna de unos 15 metros de altura, conocida como la columna Frigidarium, y los sótanos donde trabajaban los esclavos para mantener la actividad de estos baños.

La construcción de estos baños termales data del siglo II, al igual que la mayoría de los grandes edificios de la ciudad y que representan el poder de la provincia. Pasear por este lugar nos transportó a la época de mayor crecimiento y expansión del imperio romano.

VILLAS ROMANAS

La siguiente parada fue en las Villas Romanas, situadas sobre la colina de Odeón, sitio que cuenta con el mayor número de vestigios de casas patricias descubiertas en la antigua Cartago. Y aunque las ruinas permiten hacerse una idea del diseño de una ciudad romana, los restos solo sugieren una vaga noción de la belleza y el lujo que deben haber tenido estas residencias construidas en niveles sobre el monte.

Fue aquí donde conversamos largos minutos con un señor que nos explicó en una mezcla entre inglés e italiano, la historia de Cartago, y nos mostró unos espectaculares mosaicos que siglos atrás, sirvieron de pavimento en algún lugar de la ciudad.

 Sabías que la “villa de la pajarera” fue restaurada en los años 60 para proporcionar una imagen del interior de una villa romana africana, con habitaciones precedidas por un pórtico sostenido por columnas, que rodean un patio central pavimentado con mosaicos.

ANFITEATRO ROMANO 

Con hambre y cerca ya de la hora de cierre de los sitios arqueológicos en época de Ramadán, decidimos que la última visita sería al Anfiteatro Romano, situado en el lado oeste de la acrópolis de Byrsa. Construido entre finales del siglo I e inicios del siglo II, fue considerado uno de los más grandes del Imperio Romano. En sus descripciones, los cronistas medievales se refieren a estructuras imponentes con arcos altos.

Lamentablemente, tras el saqueo de sus esculturas, sus columnas y sus piedras, lo único que queda es una arena de forma ovalada, de 65 metros de largo por 37 de ancho, en cuyos extremos pueden verse las aberturas por las cuales entraban los animales salvajes.

Como curiosidad les cuento que al volver al auto, nuestro taxista oraba hincado sobre una manta que había colocado en el suelo. Al terminar, enrolló el chal, lo guardó en el portamaletas, nos explicó en su precario inglés porqué rezaba y nos dijo que nos llevaría a Sidi Bou Said.

 Cartago
 Desde el 16 de septiembre al 31 de mayo: 8:30 a 17:00 horas / Desde el 1º de junio al 15 de septiembre: 8:00 a 18:00 horas / Horario mes de Ramadán: 8:00 a 17:00 horas
 Entrada que incluye el acceso a todos los sitios arqueológicos (Anfiteatro, Villas Romanas, Teatro Romano, Museo Paleocristiano, Museo de Cartago, Tophet de Salambo, Termas de Antonino y Quartier Magon): 12 TND

 SIDI BOU SAID 

Finalmente llegamos a Sidi Bou Said, un encantador pueblo con todas las características de un típico pueblo mediterráneo, a imagen y semejanza de los de las islas griegas. Situado sobre un promontorio en el extremo de la península de Cartago, Sidi Bou Said es el pueblo más conocido de Túnez y una de las principales atracciones turísticas del país.

La historia cuenta que a principios del siglo XIII, se instaló aquí un místico llamado Sidi Bou Said, quien, una vez muerto, se convertiría en el santo patrón del pueblo. No obstante, recién en el siglo XIX, el entonces enclave Djebel Manar, que significa la montaña del faro, pasó a denominarse Sidi Bou Said.

En 1912, tras residir en las islas griegas, el barón Rodolphe d’Erlanger estableció aquí su lugar de residencia y se construyó una mansión que mantenía el estilo decorativo de las casas de dichas islas, con una fachada encalada y con las puertas y celosías de color azul. Años después, en 1920, ordenó un decreto por el cual se empezó a proteger el pueblo, lo que permitió conservar intacto su sello tradicional.

Sus coquetas y sinuosas callejuelas adoquinadas, sus inmaculadas fachadas blancas, sus ventanas cubiertas con celosías moriscas y sus puertas azules adornadas con motivos hechos con clavos, son un clásico de las postales. Muchas de estas calles desembocan en lo alto de una pequeña colina desde la que se puede contemplar todo el Golfo de Túnez.

Lamentablemente, la neblina nos impidió gozar de las vistas y del colorido que ofrece el pueblo, que lucía aún más apagado por el cierre de sus restoranes y locales debido al Ramadán. De todas maneras, si visitas Túnez es obligatorio sentarse en alguna de las terrazas que dan al mar y tomarse un té de menta.

 Reserva esta excursión y descubre el yacimiento arqueológico de Cartago y pasea por las calles de Sidi Bou Said.

La mañana siguiente, habíamos acordado con nuestro taxista que nos llevara al aeropuerto para nuestro vuelo a Barcelona. Un rato después, mientras desayunábamos, reflexioné sobre la experiencia de nuestro primer viaje África y creo que fue bastante distinto a lo que había imaginado.

Y es que hoy, Túnez es la capital de la coexistencia en el Magreb: del hiyab y el nijab con las casi minifaldas, del mundo árabe y del mediterráneo, del siglo VIII con el siglo XXI. En fin, un enclave africano que por su cercanía con el Viejo Continente siempre ha estado influenciado, de alguna u otra forma, por Europa.

MAPA

CLIMA

En Túnez el clima es de tipo mediterráneo por lo que, en general, es suave y moderado. El anticiclón Atlántico que se extiende por el Mediterráneo proporciona buen tiempo durante los meses de verano. En las demás estaciones se producen variaciones de acuerdo a la región, por lo que en las franjas costeras del norte puede llover incluso en verano.

Por eso, la mejor época para visitar Túnez es entre los meses de marzo y mayo, y entre septiembre y diciembre. También se puede viajar entre junio y agosto, pero solo si lo que deseas es descansar, bañarte y tomar sol en la playa, ya que en estos meses hace demasiado calor como para hacer excursiones y visitar monumentos. Por otro lado, los meses de enero y febrero son demasiado lluviosos, por lo que es mejor evitarlos.

¿CUÁNTOS DÍAS ESTAR?

En nuestro caso, dos días fueron más que suficientes para conocer Túnez y Cartago, donde se concentran los sitios arqueológicos. En la ciudad, aunque bastante extensa, los principales atractivos se encuentran en torno a la Medina y la avenida Habib Bourguiba, por lo que puedes recorrerlos, en gran parte, a pie.

ALOJAMIENTO

La ciudad de Túnez, la más poblada del país, es el centro de las actividades políticas y administrativas de Túnez y donde se desarrolla la actividad industrial y económica. Las mejores zonas para alojar en Túnez son:

Medina: Ubicada al este de la ciudad es la mejor zona para hospedarse y conocer el estilo de vida de los tunecinos. Declarada Patrimonio de la Humanidad por La Unesco, cuenta con alrededor de 700 edificios históricos entre mezquitas, palacios, madrazas y mausoleos. Entre sus calles estrechas y pasadizos cubiertos, puedes disfrutar de una gran variedad de bazares y tiendas con artesanía típica y una amplia diversidad de opciones para comer y comprar.

Ciudad Nueva: También conocida como Villa Nueva (Nouvelle Villese), contrasta con la tradición del casco antiguo y está ubicada justo al lado de la Medina. La avenida Habib Bourguiba, atraviesa toda la zona y llega hasta la Puerta de Francia. Esta avenida, también llamada los Campos Eliseos Tunecinos, es su principal atractivo turístico porque está llena de comercios, cafeterías y restoranes, en los que se desarrolla la vida nocturna de la ciudad y donde se realizan conciertos, festivales y obras de teatro.

Lafayette: Es el distrito central de Túnez, bordeado por el popular barrio de Bab El Khadra, la avenida Mohamed V, la avenida Habib Bourguiba y el barrio de Mutuelleville. Entre sus principales puntos turísticos destaca la Gran Sinagoga de Túnez y el jardín público Thameur Habib, construido en el antiguo cementerio judío.

TRANSPORTE

 TRANVÍA (METRO LIGERO) 

La mejor opción para moverse por el centro de Túnez es tomar alguno de los tranvías (metro ligero) que recorren las calles principales y que te llevarán a casi todos los puntos de interés. La red de tranvías cuenta con seis líneas y se trata de un servicio moderno, por lo que, resulta rápido y cómodo.

TREN

Existen trenes de cercanía, los TGM, que llevan a barrios y ciudades periféricas como La Goulette, Cartago, Sidi Bou Said y La Marsa. Estos trenes salen de la estación Tunis Marine, localizada al final de la avenida Habib Bourguiba por el oeste. Los trenes salen aproximadamente cada 15 minutos y el costo de Tunis Marine a Sidi Bou Said (25 minutos) es menos de 1 TND.

 AUTOBUSES

Los autobuses urbanos no son demasiado recomendables porque suelen ir repletos y porque la mayoría tienen los carteles con la dirección de destino escritos en árabe. No obstante, los que llegan hasta los puntos turísticos, cuentan con la información en francés y puede que alguno te sirva. Sus principales estaciones son la de Tunis Marine y la de Plaza de Barcelona.

 TAXIS

Para trayectos cortos, una buena opción es tomar un taxi, cuyas tarifas dependen del recorrido, pero resultan bastante asequibles. Los taxis funcionan con taxímetro y la bajada de bandera es de 4 TND (por la noche sube un 50%)

 CAMINAR

Como ya les conté, gran parte de los atractivos turísticos de Túnez están concentrados en torno a la Medina y la avenida Habib Hourguiba, por lo que moverse a pie no es complicado si cuentas con un buen mapa.

CONSEJOS

  • Aunque el idioma oficial es el árabe, la mayoría de la gente habla francés, ya que Túnez fue colonia francesa desde 1881 hasta 1956, fecha en la que se independizó. En las zonas más turísticas también se habla español, italiano, inglés y alemán.
  • Pese a que las tarjetas de crédito internacionales son aceptadas en los hoteles, restaurantes y en la mayoría de los grandes comercios, siempre es conveniente que lleves dinares para comprar en los locales más pequeños o en sitios donde no están permitidas.
  • Aunque Túnez es un país que vive del turismo y la gente se preocupa de cuidar y atender a los turistas, como en todo sitio debes tomar resguardos en los lugares más concurridos para evitar los robos.
  • Es costumbre dejar una propina de un 10 a 15 %, aunque no hay una norma fija. El regateo es una tradición en Túnez, aunque para ello tendrás que armarte de paciencia pues no es tan fácil como parece.

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