Difícil hacer coincidir el día para ir a Chichicastenango. Es que el mercado de artesanías que simboliza al pueblo solo funciona los jueves y domingos, por lo que el itinerario en Guatemala se gestó pensando en visitar este tradicional mercadillo indígena.

Pues bien, con los tiempos apretados, la mejor opción fue contratar un tour desde la Ciudad de Guatemala, que incluyera “Chichi”, como cariñosamente lo llaman los guatematecos”, y el Lago Atitlán.

La van de Guatemalan Adventure nos pasó a buscar al hotel a eso de las 7 de la mañana, porque salir de la capital por la Calzada Roosevelt supone una odisea que requiere paciencia y tiempo por el intenso tráfico en una de las principales arterias de la ciudad.

La primera parada fue en el Restaurant Katok, en plena carretera Panamericana. Aquí aprovechamos de tomar desayuno, unas tortillas negras de maíz con queso y un café… ¡de miedo! Una nueva detención fue en un mirador para ver el Lago Atitlán a lo lejos.

La Panamericana cada vez se hacía más sinuosa, mientras íbamos ascendiendo por la Sierra Madre o Cordillera Central que atraviesa el país de oeste a este, y el clima se iba haciendo más frío sobre los 2000 metros de altura.

Más curvas para descender y otras más para subir a los 2070 metros de altura sobre el nivel del mar en los que se encuentra Chichicastenango, que en idioma maya quiché significa “lugar de los chichicastes” o “lugar de las ortigas”. Al llegar, todos nos encontrábamos mareados, unos más que otros, pero mareados al fin.

Fundada en 1524, cuando los españoles conquistaron Q’umarkaj, Chichicastenango es una de las ciudades más particulares que se pueden visitar en Guatemala. En ella siguen arraigadas las tradiciones como en pocos lugares del país. Existe una mezcla de fe católica y maya. Los masheños, naturales de Chichi, son fieles a sus creencias y siguen realizando las ceremonias que ya celebraban antes de la llegada del cristianismo.

Y es que en la época precolombina, éste fue un terreno en disputa por los quiché y los cakchiqueles. Además, entre los guatemaltecos es conocido por ser el lugar donde se encontró el libro sagrado de los mayas, el Popol Vuh, que cuenta el origen de la humanidad. Este libro, fruto de la traducción de Fray Francisco Ximénez, es una recopilación de narraciones míticas que muestran la cosmovisión del mundo maya.

Por eso, pese a que los españoles introdujeron el catolicismo, hoy en día, las ceremonias, ofrendas y tradiciones de los indígenas quichés, están más que presentes. Sólo hay que echar un vistazo para ver sus rituales entre la nube de incienso que rodea las iglesias y sus lugares sagrados.

MERCADO DE CHICHICASTENANGO

Así que si lo que quieres es disfrutar del espectáculo de colores que supone ver a cientos de mayas vestidos con sus ropas tradicionales, una de las mejores opciones es ir al mercado que se celebra todos los jueves y domingo, donde una multitud de indígenas de diversas poblaciones de la zona se dan cita. Las mujeres con sus huipiles y blusas multicolores, los hombres con sus camisas bordadas, pantalones y sombrero.

El mercado de Chichicastenango es uno de los más grandes de Centroamérica y se extiende por gran parte de las calles de la ciudad, pero su núcleo se encuentra en la plaza principal, entre la iglesia de Santo Tomás y la Capilla del Calvario. Y es que si mirásemos desde arriba, podríamos ver una amalgama de puestecitos cubiertos por lonas, formando un pequeño laberinto, donde hasta el más reacio a las compras acabará llevándose algo para su casa. Y es que el mercado está focalizado esencialmente en el turista, por lo que es posible encontrar souvenirs de todo tipo, cuyo punto en común es su enorme colorido.

De inmediato llaman la atención las mantas, las colchas, las alfombras, los centros de mesa y los manteles, todos tan llenos de color, que es imposible no entusiasmarse y comenzar a regatear para llevarse alguno. Todos están hechos hilo por hilo por los artesanos, y los caprichosos diseños y figuras se forman enlazando múltiples hebras de colores.

Puesto tras puesto, los vendedores nos piden y nos muestran sus mercancías. La variedad de texturas, diseños y motivos es infinita y abrumadora. Un estallido de colores para la vista y para la cámara de cualquier fotógrafo. Más allá, unas hermosas máscaras de madera me guiñan un ojo. En otro puesto, unos jarrones de cerámica parecen contornearse intentando seducirme para que me los lleve.

Finalmente me decido por un precioso caminito de mesa y unas fundas de cojines para regalar. Y es que claro, si decides comprar algo, recuerda poner en práctica tus mejores técnicas de regateo. Con paciencia conseguirás un precio que te dejará contento a ti y al vendedor.

También hay varios lugares para comer, puestecitos muy humildes en los que es difícil encontrar una pequeña mesa donde sentarse, ya que normalmente está repleto de locales a la hora del almuerzo. Allí se puede ver cómo las mujeres cocinan las típicas tortillas de maíz rellenas de carne y verduras.

Conoce las tradiciones indígenas visitando el mercado de Chichicastenango y, además, visita el lago Atitlán, uno de los más lindos del mundo.

IGLESIA DE SANTO TOMÁS

Cansado de fotografiar tanto color, fue hora de entrar en la iglesia de Santo Tomás, que con su blanco inmaculado, domina la plaza desde lo alto. La escalinata que sube a la iglesia tiene 18 escalones que representan los 18 meses del calendario maya, y está llena de vendedores de flores, cuyo aroma se mezclaba con el incienso de un pequeño altar. Subir a lo más alto de la escalera fue como cruzar un laberinto. Cubos con flores, mujeres con sus trajes mayas, niños jugando, fieles de rodillas rezando ante la iglesia…

Construida por los españoles en el 1540 en el mismo lugar donde se dice que antiguamente había un templo maya, el interior de la iglesia se escapa a todo lo que había visto anteriormente. Y es que la blancura de la fachada se tornó en negro tras cruzar la puerta.

En el pasillo central de la nave pueden verse unas piedras rectangulares negras, en las que los fieles dejan velas y más velas que recuerdan a sus antepasados, muchos de los cuales están enterrados bajo el suelo del templo. Delante de cada retablo también hay velas encendidas. Unos chamanes mueven de lado a lado un recipiente con incienso que esparce humo por todo alrededor, el mismo que, con el paso de los años, ha ido cubriendo de negro las pinturas, las esculturas e incluso el techo.

Una vez entres a la iglesia, te recomiendo que te quedes durante un buen rato observando la ceremonia de algún creyente, ya que allí se practica el sincretismo entre la religión católica y los ritos mayas y resulta una experiencia curiosa de ver.

Los fieles se arrodillan junto a las piedras que sirven de altares para quemar incienso y encender unas velas, con el objetivo de alejar a los malos espíritus. Las ofrendas son parte del ritual, y van desde botellas de licor y pétalos de flores hasta mazorcas de maíz y gallinas que matan dentro de la misma iglesia.

Cabe destacar que en el interior de la iglesia no se pueden tomar fotografías, pero no les quepa duda que las imágenes que verán ahí se las llevarán bien guardadas en la memoria.

Al salir, trata de hacerlo por una puerta a la derecha del templo que da acceso al patio de un monasterio dominico. Fue en este lugar donde se encontró la versión más antigua del Popol Vuh, una recopilación de narraciones míticas, legendarias e históricas del pueblo quiché.

CAPILLA DEL CALVARIO

En el otro extremo de la plaza nos encontramos con la Capilla del Calvario, también de color blanco, pero más pequeña que la iglesia de Santo Tomás. En la puerta algunos feligreses queman incienso y murmuran en quiché antes de entrar en el altar y en su interior se resguarda la imagen del Señor Sepultado, el cual es procesionado durante el viernes santo y otros días especiales.

Sus gradas también son punto de reunión de sacerdotes, adivinos y penitentes, y desde lo alto, se tiene una visión completa de la plaza cubierta de lonas y banderas guatemaltecas.

Sabías que este templo está construido sobre un templo prehispánico quiche.



CEMENTERIO DE CHICHICASTENANGO

Pero en “Chichi” no todo es el mercado. Abandonando la plaza por la 7ª Calle y bajando por una pronunciada cuesta se llega hasta el Cementerio de Chichicastenango, un sitio que sorprende por su colorido y una muestra más del sincretismo religioso que se vive en el pueblo.

Aquí las sepulturas están pintadas de intensos colores. No hay una sola que no tenga una cruz verde, azul o amarilla. Ni un solo panteón que no esté decorado con tonos llamativos. Y es que el sexo, el estatus social o la edad de la persona fallecida, determina el color del que será su tumba.

Otra de las cosas que llaman la atención son los altares mayas repartidos en el terreno y rodeados de tumbas con cruces cristianas. Aquí es fácil ver a los mayas realizando alguna ceremonia. Llegan cargados con bolsas y cajas. Empiezan a colocar ordenadamente velas, chocolate, flores, incienso y otras ofrendas entre las que hay incluso, latas de refrescos o tabaco. Una vez preparada la que será una pira, se le prende fuego. El humo es una mezcla de aromas que sirve para hacer peticiones o agradecer los favores concedidos.

ARCO GUCUMATZ

Otro sitio que visitar en Chichicastenango es el Arco Gucumatz. La leyenda cuenta que en este lugar una vez existió un río, pero que llegó una época de escasez de agua y uno de los habitantes del pueblo se acercó a ver qué pasaba. Sólo tuvo tiempo de ver que lo que impedía el flujo del agua era una tremenda serpiente, ya que inmediatamente fue devorado por el reptil. La figura en la parte superior del arco, hecha por el arqueólogo masheño Flavio Rodas Noriega, que representa a una serpiente devorando a un ser humano, es la que le dio el nombre de Gucumatz.

El arco original fue construido de ladrillo puro, sin embargo, en 1932, el alcalde de Chichicastenango mandó a construir el arco actual, el que estuvo a cargo del arquitecto quetzalteco Aniceto de León, quien lo edificó con piedra desbastada extraída del cantón Quiejelej.

Antes de partir, visitamos el Hotel Santo Tomás, con su espectacular patio interior de estilo colonial español, repleto de hermosas flores y plantas, aves exóticas y su fuente en el centro.

LAGO ATITLÁN

Y como ya les conté, el tour incluía una visita al Lago Atitlán, un precioso lago de origen volcánico que está circundado de 12 pueblos, todos con nombres de santos de la religión católica.

Ubicado a casi 1600 metros de altura, el lago está rodeado por tres volcanes: el Volcán San Pedro, el Volcán Atitlán y el Volcán Toliman, los que en días despejados (no fue el caso) se reflejan en sus aguas como un perfecto espejo. Su nombre deriva del náhuatl Atl que significa “agua” y Titlan que se traduce como “entre”, lo que da como resultado “entre aguas”.

El Atitilán tiene una extensión de 130 Km2, y el color de sus aguas varía del azul profundo al verde. El lago, formado hace aproximadamente 84 mil años producto de una erupción volcánica, se encuentra a 1500 metros sobre el nivel del mar y tiene una profundidad de hasta 341 metros, lo que lo convierte en el lago más profundo de Centroamérica.

En los cerros y volcanes alrededor del lago hay bosques densos y tupidos en los que se puede observar una gran variedad de aves, desde pájaros carpinteros hasta el quetzal, ave nacional.

Sabías que el escritor británico Aldous Huxley describió al lago como el más bello del mundo. De hecho, fue nominado como una de las siete maravillas del mundo.

PANAJACHEL

Así que una hora después por un camino con otras tantas curvas, llegamos a Panajachel, la localidad más turística y concurrida del lago por su fácil acceso. Pues bien, cuando llegamos al pueblo, desde donde se dice se tiene una privilegiada vista de los volcanes San Pedro y Toliman, no me pareció nada del otro mundo. Pero como ya les dije, debe haber sido el día nublado, que apenas dejaba asomar la cima de los volcanes. Claro, porque el Xocomil, un viento que cada tarde sopla en el Lago Atitlán, viene acompañado de nubes y debido a su fuerza, convierte al lago en un lugar por el que no apetece salir a navegar.

Desde Panajachel se puede tomar un barquito para ir a los demás pueblos. Y aunque sus calles no son especialmente atractivas, lo cierto es que están llenas de hoteles, puestos de artesanía, cafés y restaurantes de todo tipo y para todos los presupuestos. Al final de la calle Santander está el lago. Un agradable paseo, embarcaderos y una pequeña playa es todo lo que hay allí.

Además, hay un buen número de restaurantes construidos sobre pilotes en el lago, uno de los cuales escogimos para almorzar. Mientras comíamos en el restorán Lago Azul, el Xocomil terminó por hacer lo suyo, cubrir de nubes y lluvia el lago, en una escena que me pareció de lo más romántica. Será que me gusta la lluvia, pero me imaginé de inmediato caminando por la costanera, entero mojado por el agua y el viento.

Embárcate hasta el pueblo maya de Santiago de Atitlán desde Panajachel y disfruta de un paseo en barco cruzando el Lago Atitlán.

El regreso a Ciudad de Guatemala fue agotador, de hecho, dormí más de la mitad del viaje, para despertar poco antes de entrar a la famosa Calzada Roosevelt, que a esa hora de la tarde, hervía en tráfico. En fin, me entretuve mirando los coloridos “chicken bus”, tan característicos de Guatemala; los “pinchazos”, como llaman a las vulcanizaciones de neumáticos; y a los centenares de hombres, mujeres y niños que regresaban a sus hogares.

Así es Guatemala, uno de mis países favoritos por la amabilidad y calidez de su gente, por su exquisita comida, por sus increíbles paisajes y clima, pero por sobre todo, por esa explosión de colores que se puede ver en cada esquina, fiel reflejo de la alegría de los “guates”.

MAPA

CLIMA

Como ya les he contado en otros posts, Guatemala es de los pocos países en que se puede planificar un viaje en casi cualquier época del año. Y en el caso de Chichicastenango, producto de su altura (2.000 metros sobre el nivel del mar), el clima es bastante uniforme y las temperaturas se mantienen bastante parejas durante todo el año, con mínimas en torno a los 16ºC y máximas que promedian los 22ºC.

Sin embargo, hay que considerar que la temporada de lluvia se extiende de junio a septiembre, con precipitaciones en torno a los 200 milímetros mensuales en promedio.

¿CUÁNTOS DÍAS ESTAR?

A pesar de que Chichicastenango es un pueblo pequeño y se puede conocer en un día (ojalá un jueves y domingo para aprovechar el mercado), mucha gente recomienda llegar un día antes, dormir en el pueblo y levantarse temprano para ver el movimiento que implica ver a los indígenas mayas montar sus puestos en el mercado.

En cuanto al Lago Atitlán, para conocer los pueblos que rodean sus costas, es necesario un mínimo de dos días. Como ya les he dicho, Panajachel es solo el punto de más fácil acceso al lago, pero más allá de él, hay una serie de pequeños pueblitos que tienen mucho para mostrar. Solo hace falta que te animes, contrates un bote o lancha y salgas a recorrerlos.

ALOJAMIENTO

Aunque existen opciones para alojarse en Chichicastenango, la mayoría de los viajeros suelen visitar el mercado en un día (o medio) y vuelven a dormir a Ciudad de Guatemala, Antigua o Panajachel.

Sin embargo, si decides alojarte en el pueblo, una buena opción es el Hotel Maya Inn, situado muy cerca de la Iglesia de Santo Tomás, el mercado de artesanías y la Capilla del Calvario. Se trata de un antiguo monasterio, en el que las habitaciones conservan detalles de época, disponen de cómodas camas y una acogedora chimenea.

TRANSPORTE

¿CÓMO IR DESDE CIUDAD DE GUATEMALA A CHICHICASTENANGO? 

 SHUTTLE BUS 

Existen servicios de shuttle bus desde Ciudad de Guatemala y Antigua, que te recogen directamente en el hotel muy temprano en la mañana. Los precios varían según las distintas agencias, por lo que siempre es bueno cotizar con antelación.

 CHICKEN BUS 

Si tienes pensado visitar Chichicastenango en un día que no hay mercado, ten en cuenta que no existen servicios de shuttle bus, por lo que no queda más remedio que recurrir a un transporte privado o a los “chicken bus”, los que para mi gusto, no son ni cómodos ni seguros para viajes largos, y mucho menos si se va por rutas de montaña como la que hay hasta Chichicastenango.

¿CÓMO IR DESDE CIUDAD DE GUATEMALA AL LAGO ATITLÁN? 

 SHUTTLE BUS 

La forma de transporte más cómoda y económica para recorrer Guatemala son los shuttle bus, servicios privados que unen los poblados más importantes del país. Tienen a su favor que te llevan de puerta a puerta. Te recogen en el hotel de una ciudad y te dejan en el de la siguiente, algo que resulta ideal cuando estás cargado de equipaje.

Para llegar a Panajachel, la principal ciudad del Lago Atitlán, se pueden encontrar shuttle bus desde Ciudad de Guatemala, Antigua o Chichicastenango. Hay muchas agencias de viajes que pueden gestionar ese servicio e incluso se puede contratar en los hoteles. El único problema de los shuttle bus es que cuentan con horarios fijos y es imposible conseguir otros fuera de los establecidos.

CONSEJOS

  • Recuerda que el mercado de Chichicastenango se celebra los jueves y domingo.
  • Una vez en Chichicastenango, asegura tu dinero y documentación en algún bolsillo seguro, ya que entre la multitud, es más fácil sufrir un descuido y ser víctima de algún robo.
  • Como les conté, el viaje para llegar a Chichicastenango está lleno de curvas, por lo que si eres de esas personas que se marean con facilidad, es recomendable que lleves algún tipo de medicamento para evitarlos.
  • Es aconsejable beber sólo agua embotellada y comprada en tiendas que den confianza, asegurándote bien que no haya sido rellenada con agua de la llave. Cuando pidas una botella de agua en un restorán, chequea que ésta venga bien sellada.

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