Partimos en tren de Berna a Ginebra a eso de las 8:30 de la mañana. Y mientras atravesábamos los campos suizos, pensaba que debe haber pocos paisajes más identificables y hermosos que ése, con sus praderas verdes, sus casitas tipo Heidi y los Alpes siempre como telón de fondo. Fue esa la imagen que tuvimos un largo rato, mientras el tren se acercaba a nuestro destino, rodeando el lago Lemán por el norte.

Eran cerca de las 10:30 cuando llegamos a la estación. Un precioso día soleado nos recibió. Luego de caminar unas cuadras, llegamos hasta nuestro alojamiento, el Hotel des Tourelles, en la esquina del Boulevard James-Fazy con el río Ródano. La preciosa vista desde la habitación nos invitó a dejar rápidamente nuestras maletas para lanzarnos a descubrir la ciudad.

LOS 16 LUGARES QUE NO TE DEBES PERDER

POINTE DE LA JONCTION

Nuestra primera parada fue Pointe de la Jonction, el punto donde confluye el río Arve con el Ródano. Para llegar tuvimos que caminar casi 3 kilómetros desde el hotel en dirección al poniente, por la orilla sur del río, en un trayecto que en un principio resultó bonito por las casas que podían apreciarse en la ribera contraria, pero que con el andar se fue transformando en un sendero inhóspito y bastante descuidado y sucio.

Pues bien, la gracia de este lugar es que aquí se juntan el Ródano y el Arve, el primero de aguas turquesa oscuro y el segundo de tono marrón gracias a los sedimentos que arrastra. Y es justo en Pointe de la Jonction que quizás, por efectos de las diferencias de temperatura o densidad, las aguas parecen no mezclarse y puede observarse una perfecta línea que divide el rumbo de ambos afluentes, poco antes de que el Arve continúe su rumbo y el Ródano desemboque en el lago Lemán.

Dicen que en verano, una multitud de gente llega a este lugar para bañarse, disfrutar de unas carnes a la parrilla, además de practicar rafting y piragüismo. Sin embargo, si me preguntan a mí, les diría que es un punto absolutamente prescindible de visitar por su lejanía con los demás atractivos de la ciudad y porque para llegar hasta allí, hay que atravesar lugares que no resultan muy atrayentes.

CAROUGE

En fin. Después de esta “primera decepción”, nos fuimos caminando junto al Arve en dirección al distrito de Carouge. Esta pequeña localidad fue fundada por Victor Amadeus III, Rey de Sardinia y Duque de Saboya, en 1786. Sus edificios de estilo neoclásico, sus jardines y su trazado, obra de arquitectos piamonteses, aún conservan ese encanto del siglo XVIII.

En ese entonces, el río Arve actuaba como una frontera, marcando el límite entre Carouge (que entonces pertenecía al Piamonte italiano) y la ciudad-estado de Ginebra, aún bajo la influencia del pensamiento protestante de Calvino. Pero Victor Amadeus III, que era católico, quería desarrollar un pequeño asentamiento que fuera rival de Ginebra y que estuviera muy cerca. Fue así como nació Carouge.

Actualmente, considerado un suburbio de Ginebra, su carácter mediterráneo ha hecho que sea el lugar escogido por artistas y jóvenes diseñadores. Con una atmósfera encantadora y pintoresca, Carouge es conocido como el Greenwich Village de Ginebra, ya que concentra una actividad cultural, nocturna y gastronómica única, con tiendas de moda y antigüedades, restaurantes y cafeterías, además de mercados callejeros todos los miércoles y sábados.

PARC DES BASTIONS

Así que como era miércoles, un colorido mercado de frutas y verduras en Place du Marche, junto a la iglesia Sainte Croix, nos sirvió para descansar unos minutos y recargar energías antes de continuar nuestro recorrido. Con la Geneva Transport Card, el ticket para transporte gratuito que nos habían regalado en el hotel, tomamos el tranvía número 12, que nos dejó en Place de Neuve, enfrente del Gran Teatro de Ginebra y justo en la entrada del Parc des Bastions.

Este pulmón verde a los pies de Vieille-Ville, el casco histórico de Ginebra, fue fundado en 1817 como un jardín botánico, y en la actualidad cuenta con varios monumentos, fuentes, estatuas y hermosos jardines. Pero también aquí se encuentra el Muro de los Reformadores, que con una longitud de cerca de 100 metros, se encuentra adosado a las antiguas murallas de la ciudad, construidas en el siglo XVI y que rodearon la ciudad hasta mediados del siglo XIX.

El monumento fue inaugurado en 1909 con ocasión del 400º aniversario del natalicio de Juan Calvino y consiste en una pared de piedra grabada y adornada con bajorrelieves, delante de la que se erigen las estatuas de los pioneros o guardianes de la Reforma.

Otros lugares para visitar en el parque son el Palacio Eynard, construido en el siglo XIX y hoy sede de del Ayuntamiento, y la Universidad de Ginebra, que empezó como una academia fundada por Calvino en el siglo XVI. Asimismo, unos tableros de ajedrez con figuras gigantes son un punto de encuentro para los más mayores.

PLACE DU BOURG-DE-FOUR

Saliendo del parque por el oriente y subiendo a la Vieille-Ville por Rue Saint-Léger, se llega a la Place du Bourg-de-Four, la plaza más antigua de la ciudad, que en sus primeros años funcionó como foro romano y mercado de ganado, para posteriormente, convertirse en plaza. En el siglo XVI, muchos protestantes se asentaron aquí al escapar de la persecución religiosa de otros países europeos.

En el centro de la plaza se puede contemplar la fuente de mármol del siglo XVIII y hacia el este se puede ver el Palacio de Justicia, que alberga los tribunales de justicia desde 1860. Una estrecha escalera junto a la comisaría de policía, conduce a la catedral de San Pedro. Un lugar recomendadísimo para disfrutar de un paseo, descansar en una de las terrazas al aire libre y más aún, para terminar la jornada en uno de sus bistrós o bares repletos de gente.

Recorre los puntos más emblemáticos de Ginebra con este tour panorámico en autobús y da un paseo en tren turístico por el casco antiguo. 



VIEILLE-VILLE

Luego recorrimos la Vieille-Ville, el casco histórico más grande de Suiza, donde paseamos por sus callejones adoquinados y rincones llenos de encanto.

Aquí destaca el Hôtel de Ville con su fachada renacentista que data del siglo XV y a la que se le fueron añadiendo elementos en los siglos XVI, XVII y XVIII. Originariamente albergó el ayuntamiento, pero hoy es la sede de las autoridades cantonales. En la planta baja se halla el salón Alabama, donde se firmó la Convención de Ginebra en 1864 y se reconoció a la Cruz Roja Internacional como organización humanitaria. Aquí también se celebró la primera reunión de la Sociedad de Naciones en 1920.

Y desde el Hôtel Ville comienza la peatonal Grand’ Rue, la calle principal de la Vieille-Ville, con casas que se reparten de los siglos XV al XVIII. En el número 40 se halla la Maisson Rousseau, lugar de nacimiento del escritor y filósofo del siglo XVII Jean-Jacques Rousseau; mientras que en el 28 se encuentra la casa donde murió el escritor argentino Jorge Luis Borges, quien escribiera a Ginebra una preciosa dedicatoria: “De todas las villas del mundo, de todas las patrias íntimas que un hombre busca encontrar en el transcurso de sus viajes, Ginebra me parece la más propicia a la felicidad”.

MAISON TAVEL

Por la Rue de l’Hôtel-de-Ville, llegamos al L’Ancien Arsenal, antiguo arsenal de la ciudad, que ahora alberga los Archivos del Estado. Casi enfrente, por Rue du Puits-Saint-Pierre, está la Maison Tavel, la casa privada más antigua de la ciudad, donde actualmente funciona el Museo de Arte e Historia de Ginebra.

Los Tavel eran una familia local muy noble cuya residencia fue destruida en un voraz incendio en 1334. El clan reconstruyó la casa, creando un edificio mitad fuerte mitad palacio, que siglos después, en el siglo XVII, fue renovado por completo por sus nuevos habitantes, los ricos mercaderes Calandrini, quienes ampliaron el edificio. Finalmente, en 1963 la casa fue adquirida por la ciudad de Ginebra que la restauró para convertirla finalmente en museo en 1986.

Convertida en monumento nacional, en ella se puede conocer sus cocinas, el salón, admirar sus cielos rasos decorados, ver los apartamentos del segundo piso y maravillarse con el Salón de las Puertas, una habitación que guarda finos ejemplos de la artesanía ginebrina en madera y metal de los siglos XVI a XVIII.

 Rue du Puits-Saint-Pierre 6 / Autobuses: Hôtel-de-Ville (línea 36)
 Martes a domingo: 11:00 a 18:00 horas / Lunes: cerrado
 Colecciones permanentes: entrada gratuita / Exposiciones temporales: los precios varían dependiendo de la exposición. Entrada gratuita hasta los 18 años y el primer domingo de cada mes.
 http://institutions.ville-geneve.ch/fr/mah/lieux-dexposition/maison-tavel/

 CATEDRAL DE SAN PEDRO

Y desde aquí, por Rue du Soleil-Levant, caminamos hacia la Catedral de San Pedro, conocida por ser la iglesia donde Juan Calvino daba sus sermones inspiradores a mediados del siglo XVI.

La construcción de esta imponente iglesia de estilo románico-gótico comenzó en 1160 y duró 150 años, momento en el que la arquitectura románica había adquirido toques góticos. La Capilla de los Macabeos fue añadida en 1397. La Catedral se convirtió en iglesia protestante en 1536 y Calvino predicó aquí hasta 1564, tiempo en que el templo fue despojado de sus altares, estatuas, pinturas y muebles. Sólo las vidrieras se mantuvieron. La fachada neoclásica fue adherida en 1750.

Merece la pena subir a sus torres, ya que desde ahí se tienen las mejores panorámicas de la ciudad y el lago. La entrada cuesta 5 CHF por persona. Sube los 157 escalones para visitar la torre norte, que es desde donde se tiene una mejor visión de la ciudad. La torre sur también tiene su encanto porque se pueden tomar fotos de la torre norte y el campanario con el chorro de agua de fondo.

Sabías que excavaciones posteriores han revelado los restos de dos santuarios cristianos, pisos de mosaico de finales del Imperio Romano, vestigios de las tres primeras iglesias, y una cripta del siglo XI bajo la actual catedral.

Cour de Saint-Pierre / Autobuses: Taconnerie (línea 36)
 Lunes a sábado: 10:00 a 17:30 horas / Domingo: 12:00 a 17:30 horas
 Catedral: entrada gratuita / Torre: 5 CHF
 https://www.saintpierre-geneve.ch

 BANC DE LA TREILLE

Siguiendo por la Grand Rue y virando a la izquierda por Rue de la Tertasse, llegamos al Promenade de la Treille, donde una banca de 120 metros de largo ha conseguido entrar en el libro Guinness de los Récords al ser considerada la más extensa del mundo. Es una muy buena oportunidad para tomar un descanso y admirar las vistas de la ciudad, las montañas del Jura, el Saléve y la Place de Neuve.

La banca mide exactamente 120,21 metros y descansa sobre 61 pies. Está compuesta por 212 tablones de asiento y 79 de respaldo, colocados con gran precisión para que las superficies permanezcan continuas. Y aunque originalmente las bases de la banca del Treille eran de madera, fueron rehechas en roca en la primera mitad del siglo XIX.

Sabías que en este lugar está el castaño oficial de La Treille. Desde 1818, un funcionario municipal tiene la tarea de registrar el primer brote que florece en este árbol, puesto que anuncia la llegada de la primavera.

 RUE DE MARCHÉ / RUE DE RIVE

Rodeando la Vieille-Ville por Rue de la Corraterie, nos topamos con la Rue de la Confédération, donde comienza la calle más comercial de Ginebra, en la que se concentran las tiendas de las principales marcas del mundo. Esta arteria de casi un kilómetro se extiende hasta Boulevard Helvétique, mientras cambia de nombre a Rue du Marché, Rue de la Croix-d’Or y finalmente, Rue de Rive.

En el camino, Place du Molard y Place de Longemalle abren espacios hacia el lago Lemán y hacia Rue du Rhône, la calle con las boutiques más exclusivas, como Hermes, Fendi y Dior. Fue cuando caminábamos por aquí cuando una fuerte lluvia nos obligó a meternos en un McDonald’s, donde aprovechamos de almorzar.

Al salir, la lluvia y el viento seguían. Corrimos a una tienda C&A a comprar un paraguas. Pero la tormenta no cesó, así que no nos quedó otra que irnos al hotel, donde aprovechamos de dormir una pequeña siesta. Cuando despertamos, el sol brillaba nuevamente, así que sin perder un minuto, volví a salir, esta vez en dirección al lago.

 ISLA ROUSSEAU

Fue así como atravesé el Ródano por el Pont de la Machine y luego por el Pont des Bergues. El primero es un puente peatronal en el que se encuentra la Cité du Temps, que acoge una exposición de relojes Swatch, un restorán y una oficina de información turística. Por su parte, el Pont des Bergues fue inaugurado en 1834, sin embargo, pocos años después se vino abajo debido a las deficiencias en los materiales usados en su construcción. El puente actual se construyó en 1881 y a través de él es posible llegar a la isla Rousseau.

Los orígenes de esta pequeña isla se remontan al siglo XVII, época en la que, gracias a su estratégica ubicación, se utilizaba para realizar labores de vigilancia. En 1628 se transformó en un astillero, razón por la cual fue conocida como “Isla de los Barcos”.

Sin embargo, en 1834, cuando se llevaron a cabo diferentes remodelaciones en la ciudad, se unió al Pont des Bergues y se transformó en un parque municipal, en el que se plantaron diferentes tipos de árboles para otorgarle un aspecto natural donde poder descansar o dar un paseo.

Un año más tarde, en 1835, el artista James Pradier esculpió una estatua de bronce en honor al filósofo y escritor Jean-Jacques Rousseau, que nació y pasó parte de su vida en Ginebra, y la colocó en esta isla. Desde entonces, la isla fue renombrada como Isla Rousseau.

En la actualidad, la isla es muy popular entre los ginebrinos y turistas, que suelen llegar hasta aquí para hacer un picnic o para descansar. También es común ver a familias con niños que se entretienen alimentando a los cisnes y patos. Un pabellón que funciona como bar, ofrece bebidas y comida. Un sitio ideal para perderse en medio del ajetreo de la ciudad, aprovechar las sombras de los árboles y contemplar las vistas del Pont du Mont Blanc y los Alpes.

 JET D’EAU (CHORRO DE AGUA)

Volviendo a la ribera sur del Ródano, caminé por Promenade du Lac, paseo peatonal junto al lago Lemán que se extiende desde el Pont des Bergues hasta el Jet d’Eau o Chorro de Agua, sin duda, el símbolo más inconfundible de Ginebra.

Los orígenes de esta fuente se remontan a 1886, cuando una compañía que bombeaba agua para hacer funcionar las máquinas en las industrias relojeras de la ciudad, colocó una válvula de seguridad en una de las tuberías para controlar mejor la reducción de la presión cuando la demanda disminuía por las tardes. El chorro alcanzaba una altitud de sólo 30 metros cuando se abría la válvula.

Pero poco después, las autoridades de la ciudad vieron el potencial turístico de la fuente y la desplazaron a su posición actual en 1891. El chorro se iluminó el 2 de agosto de aquel año para celebrar el 600 aniversario de la Confederación Helvética. El Jet d’Eau actual fue instalado en 1951 y cada día comienza a lanzar el agua a las 9 de la mañana, excepto en caso de fuertes vientos o temperaturas muy bajas, cuando el agua se congela.

Como curiosidad, cada segundo, se bombean 500 litros de agua del lago, alcanzando una altura de hasta 140 metros, lo que hace posible que el chorro sea visible desde toda la ciudad y también desde el aire, incluso volando a una altura de 10 kilómetros.

Y es que a medida que uno se acerca más al chorro, resulta más impactante ver la altura que alcanza en contraste con lo pequeñas que se ven las personas mojándose bajo él. Así que para no ser menos, llegué hasta el puente que lo une con Promenade du Lac para hacerme unas selfies y grabar un par de videos que aquí les comparto. Pero tengo que admitir que me achunché al ver unos niños completamente empapados, así que no me atreví a pasar bajo el chorro hasta el otro lado del muelle. Algo mojado de todas maneras, aproveché de pasear y admirar los preciosos edificios de la costanera Quai Gustave-Ador.

Sabías que el agua sale despedida a una velocidad de 200 kilómetros por hora y que el chorro de agua que se mantiene constantemente en el aire pesa más de 5 toneladas.

 JARDIN ANGLAIS

Al regreso me detuve para visitar el Jardin Anglais, un precioso parque de estilo inglés a orillas del lago. Creado en 1854, es un agrado pasear al atardecer por sus sinuosos senderos y apreciar las estatuas, (en el corazón del parque desde 1862) o el antiguo kiosco de música, en el que durante las noches de verano, se realizan numerosos conciertos.

Imprescindible es también detenerse junto al emblemático reloj de flores, uno de los monumentos más visitados y fotografiados de la ciudad. Y es que este enorme reloj de 5 metros de diámetro, está hecho con más de 6 mil flores de la temporada. A unos pasos, el Monumento Nacional, de 1869, es una estatua de dos mujeres que simboliza la entrada de Ginebra a la Confederación Suiza.

Conoce los principales puntos de interés de Ginebra y disfruta de un agradable paseo en barco por las aguas del lago Lemán.

 MONUMENTO BRUNSWICK

Ya cuando comenzaba a caer el sol, volví hacia la desembocadura del Ródano, crucé el Pont du Mont Blanc y caminé en dirección al norte por Quai du Mont Blanc, una larga avenida que circunda el lago y que está repleta de lujosos hoteles, tiendas y restoranes. A medio andar el Monumento Brunswick impresiona por su arquitectura y su historia.

Se trata de un mausoleo de estilo neogótico, réplica de la tumba familiar de los Scaligeri en la Verona italiana del siglo XIV, erigido a petición del Duque de Brunswick, un lingüista excéntrico, músico y jinete que llegó a Ginebra después de haber sido expulsado de su ducado de Brunswick en 1830 y que luego, construyó una fortuna en París. Al morir en 1873, legó toda su fortuna a la ciudad a cambio de que se le construyera un monumento en su honor. Como nunca antes se había construido un mausoleo en Ginebra, su construcción fue objeto de gran debate, hasta que finalmente, el monumento fue terminado en 1879.

 BAINS DE PAQUIS

Unas cuadras más allá, los Bains de Paquis, a orillas del lago Lemán, fueron construidos en el siglo XIX y se convirtieron en baños públicos municipales en 1890. En el verano se puede disfrutar del sol y el agua del lago, mientras que si viajas en invierno, puedes aprovechar el sauna, los masajes y los baños turcos o participar de las distintas actividades que siempre ofrece este lugar.

Pero lo que no puedes perderte, sea verano o invierno, llueve o truene, son los exquisitos fondues que se preparan en el restorán de los Bains de Paquis. Desde el embarcadero junto a los baños públicos hay una increíble vista del Jet d’Eau, el lago y la ciudad, ideal para una foto panorámica del horizonte de Ginebra. Desde aquí pude observar como el chorro comenzaba a iluminarse de azul, mientras empezaba a oscurecer y una suave pero gélida brisa se hacía sentir.

Quai du Mont-Blanc 30
 Abierto todos los días de acuerdo a las condiciones del tiempo
 Adultos: 2 CHF / Niños de 6 a 16 años: 1 CHF / Niños menores de 6 años: gratis / Para precios de otras actividades consulta en: https://www.bains-des-paquis.ch/en/opening-hours-and-entrance-fee/
 https://www.bains-des-paquis.ch/en

Así que con algo de frío, atravesé Quai du Mont Blanc y me introduje algunas cuadras en dirección al barrio de Paquis, la zona donde se establecieron muchos de los inmigrantes llegados a la ciudad. Llama la atención el contraste de los restoranes étnicos, bares, hoteles e incluso el mini “barrio rojo”, con los lujos que había visto minutos antes en la avenida junto al lago.

En un almacén atendido por unos musulmanes, compré unas bebidas y algo para comer, para después pasar por la estación de trenes, donde encontré un imán de Ginebra para mi colección. Cansado tras caminar más de 25 kilómetros durante el día, llegué al hotel y caí dormido casi de inmediato.

 PARC DE L’ARIANA

Al día siguiente visitamos el Parc de l’Ariana, uno de los parques más grandes de Ginebra. Legado en 1890 a la ciudad, tras la muerte de su dueño Gustave Revilliod, la inmensa finca Varembé, que originalmente se extendía hasta el lago, ha sido objeto de numerosas remodelaciones.

Sin embargo es en 1929 cuando el parque sufre la transformación más significativa. La ciudad cedió la mayor parte del parque a la recién creada Liga de Naciones, acuerdo que permitió la construcción del Palacio de las Naciones.

Este hermoso parque alberga el Museo Suizo de Cerámica y Vidrio, una estatua icónica de Mahatma Gandhi, una fuente, una campana japonesa, veinte árboles de cerezo que ofrecen un espectáculo maravilloso cuando florecen en primavera, y una serie de cedros centenarios. Cerca del parque también se encuentran el restorán Vieux-Bois y Palacio de las Naciones.

Es usual ver pavos reales deambulando libremente por el parque, la mayoría de los cuales son un regalo recibido en 1997 de un zoológico japonés, mientras que otros fueron donados por la Misión Permanente de la India en la década de 1980.

Sabías que el parque debe su nombre a Gustave Revilliod, quien en 1877, construyó un museo de estilo renacentista italiano, único en Ginebra, al que bautizó como “Ariana” en homenaje a su madre, Ariane de la Rive. 
Avenue de la Paix / Autobuses: Genève, Rigot (líneas 11, 22, 28 y B)
Abierto las 24 horas
Entrada gratuita



 PALACIO DE LAS NACIONES

Dentro del mismo parque, fuimos al Palacio de las Naciones, la segunda sede mundial de la ONU después de Nueva York y que fue construido entre 1929 y 1936. Más de 25 mil delegados pasan por el centro cada año.

Desde 1966 alberga la sede europea de las Naciones Unidas y es por ello un territorio internacional. Ha sido ampliado en varias oportunidades hasta alcanzar un largo total de 600 metros. Cuenta con 34 salas de conferencias y alrededor de 2800 oficinas.

En él se realizan anualmente más de 8000 reuniones, entre las que se incluyen alrededor de 600 asambleas. Algunas áreas del edificio están abiertas y se pueden visitar, entre las cuales está la Sala del Consejo, decorada magníficamente con frescos, y la enorme Sala de la Asamblea que es, incluso, más grande que la Ópera de París.

En las cercanías del Palacio de las Naciones, vimos la gigantesca “Broken Chair” (Silla Rota), una obra del escultor Daniel Berset creada para la ONG Handicap International y que simboliza la campaña contra las minas antipersonas. Con un peso de 5,5 toneladas y una altura de 12 metros, esta impresionante silla de tres patas domina la Place des Nations desde 1997.

Avenue de la Paix 14 / Tranvía: Nations (línea 15) / Autobuses: Nations (líneas 5, 5+, 8, 11, 20, 22, 28 y F)
Visitas guiadas en inglés: Lunes a viernes: 10:30, 12:00 y 16:00 horas / Visitas guiadas en francés: Lunes a viernes: 14:30 horas
Adultos: 15 CHF / Estudiantes universitarios y jubilados: 13 CHF / Niños de 6 a 18 años: 10 CHF
https://www.ungeneva.org/es/practical-information/visitors

Al dejar la ciudad en camino a Milán, pude darme cuenta de la calidad de vida y de lo cosmopolita que es Ginebra. Es que la segunda ciudad de Suiza, con 200 mil habitantes, siempre encabeza los listados de las ciudades con mejor calidad de vida. Además, es la sede de más de 250 organismos internacionales, por lo que no es extraño toparse con gente de diversas nacionalidades. Pero lo más insólito es que a pesar de “tanto movimiento”, es “la capital de la paz”.

MAPA

CLIMA

La altitud en la que se encuentra Ginebra (únicamente 370 metros sobre el nivel del mar) y su ubicación junto al lago Lemán, proporcionan a la ciudad un clima relativamente templado. Los inviernos, aunque fríos y con abundantes nevadas, no son extremos y las temperaturas oscilan entre los -2º y 5ºC en promedio.

Mientras tanto, los veranos son bastante agradables con temperaturas máximas que rondan los 24ºC y bastantes horas de sol. Asimismo, la temporada de playa en el lago Lemán dura desde mediados del verano hasta finales de agosto.

Por lo tanto, considerando todas estas variables, el periodo más recomendable para viajar a Ginebra es entre mayo y septiembre.

 ¿CUÁNTOS DÍAS ESTAR?

Independiente de la lluvia que me tocó y que no me dio tiempo para ir al Parque Ariana y el Palacio de las Naciones, creo que un día es poco para conocer los atractivos que ofrece Ginebra y disfrutarlos. Son necesarios un segundo y hasta un tercer día para recorrer los principales lugares, pero además para visitar los museos, como el de la Reforma, el de la Cruz Roja o el Patek Philippe, dedicado a la historia de la relojería; además de pasear por sus maravillosos parques, como el Parc de la Grange o el Parc Mon Repos.

Pero además, hay otros sitios que merecen una visita, como el Cementerio de los Reyes (Plainpalais), donde descansan personajes tan ilustres como Jorge Luis Borges, Calvino y Piaget; o subir al Mont Salève, la montaña que domina Ginebra y que actúa como frontera natural entre Suiza y Francia, desde donde hay unas vistas espectaculares de la ciudad y del entorno del lago Lemán, con la cadena montañosa del Jura enfrente y el macizo del Mont Blanc detrás.

ALOJAMIENTO

Alojarse en Ginebra es bastante caro. Mal que mal, es la quinta ciudad más cara del mundo, por lo que es bastante complicado encontrar hoteles económicos. Cabe destacar que al igual que París, Ginebra se divide en dos partes: la Rive Gauche y la Rive Droite, separadas por el Ródano y el lago Lemán.

Grottes/Saint-Gervais: Es la zona más cómoda donde dormir en Ginebra. Ubicada en la Rive Droite, es considerada como el auténtico centro de la ciudad y la que tiene más facilidades, ya que aquí se encuentra la estación de trenes, el aeropuerto y algunos atractivos como el edificio de las Naciones Unidas. Alojando en esta zona puedes llegar caminando a todas partes y además, tienes la estación cerca. Ah, y recuerda que si viajas en avión, el tren del aeropuerto a la estación principal es gratis.

Vieille-Ville: Si lo que buscas es tener una estadía especial, lo ideal es que te quedes en la Vieille-Ville, el centro histórico de la ciudad. En esta zona encontrarás gran parte de los atractivos turísticos de Ginebra, como la Catedral de San Pedro, la torre Molard, la Maison Tavel y plazas preciosas como la de Bourg du Four. Además, es un auténtico placer caminar por sus calles. Eso sí, los hoteles aquí son pocos y bastante caros.

Eaux-Vives: Otra buena opción es dormir en este barrio, ubicado al este de Vielle-Ville, en la Rive Gauche. Aquí estarás cerca del principal icono de la ciudad, el Jet d’Eau. En esta zona hay bastante oferta hotelera y los precios son bastante más económicos que en el centro de la ciudad. La única desventaja es que está algo apartado, pero pese a eso, puedes ir andando a la mayoría de sitios o usar la Geneva Transport Card (que regalan en la mayoría de los hoteles) para moverte por la ciudad.

Paquis: Si te gusta la fiesta, el mejor barrio para alojarse es Paquis, que pese a ser básicamente residencial, también cuenta con muchos restoranes y una importante área comercial. Ten en cuenta eso sí, que este sector es considerado la zona roja de la ciudad. Aquí, sin embargo, se encuentran algunos de los alojamientos más baratos donde alojarse en Ginebra.

TRANSPORTE

El transporte público de Ginebra está compuesto por una amplia y eficiente red de tranvías, autobuses y barcos. La posibilidad de combinar todos los tipos de transporte con un solo billete hace que sea muy fácil moverse por la ciudad.

Transports Publics Genevois (TPG) es la encargada de coordinar los medios de transporte de la ciudad y forma parte de la red Unireso, que integra a las redes de transportes públicos de la región. En la web de TPG podrás encontrar información relativa a los precios y las distintas líneas, además de un planificador de viajes muy útil. Los billetes pueden ser simples (un trayecto), de una hora (con trasbordos), diarios, semanales o mensuales. La ciudad está dividida en zonas y el precio del billete dependerá del número de zonas que cubra el trayecto.

 GENEVA TRANSPORT CARD

Cuando te alojes en un hotel, albergue o camping, recibirás la “Geneva Transport Card” gratis, con la que podrás usar el transporte público en Ginebra durante toda su estancia de forma gratuita (hasta 15 días). También debes tener en consideración que al llegar al aeropuerto de Ginebra tienes derecho a un billete gratuito en el transporte público, válido durante 80 minutos, para que puedas llegar a tu lugar de alojamiento. La máquina expendedora de billetes está situada en la sala de recogida de equipajes.

AUTOBUSES

La red de autobuses cuenta con 49 líneas, que funcionan a partir de las 6 de la mañana hasta la medianoche.

También hay 12 líneas de autobuses nocturnos (conocidos como Noctambus) que operan desde la medianoche a las 4 de la madrugada, los viernes y sábado en las principales rutas. Estos autobuses están marcados con la letra “N” en sus pantallas. A diferencia de otras ciudades suizas no hay ninguna tarifa adicional para los autobuses nocturnos en Ginebra.

 TRANVÍAS

Ginebra cuenta con 7 líneas de tranvía. El precio del billete dependerá del tipo de boleto, ya que hay billetes para sólo 3 paradas y otros para cruzar toda la ciudad. De todas formas, los tranvías están incluidos en la Geneva Transport Card.

BUSES ACUÁTICOS

Las “Mouettes Genevoises” son perfectas para cruzar de una orilla a otra del lago en solo unos minutos y lo mejor es que con la Geneva Transport Card, puedes subir a ellas de forma gratuita. Si no tienes la tarjeta, el costo del boleto es de 2 CHF. Operan desde las 7 de la mañana hasta las 6 de la tarde todos los días del año.

Las salidas son cada 10 minutos: Línea M1: Pâquis-Molard / Línea M2: Pâquis-Quai Gustave Ador. Cada 30 minutos: Línea M3: Pâquis-Genève-Plage / Línea M4: Genève-Plage-De-Châteaubriand

TAXIS

Los taxis en Ginebra son una buena opción si quieres llegar a algún sitio rápido y de manera segura, aunque también son un poco caros. Algunas de las compañías a las que puedes llamar son AA Genève Central Taxi o Taxi-phone SA Geneva.

 BICICLETA

La bicicleta es otra alternativa ideal para recorrer la ciudad, especialmente si planeas recorrer distancias cortas. Los carriles para bicis se extienden a lo largo de toda la ciudad y puedes alquilarlas de forma gratuita por un máximo de cuatro horas con el servicio Geneve Ruole.

 CAMINAR

A pesar de que se trata de una ciudad más grande que Lucerna o Berna, resulta muy agradable caminar por Ginebra y recorrer sus principales atractivos, la mayoría de los cuales está concentrado en la Vieille-Ville (casco antiguo) y en torno al lago Lemán.

CONSEJOS

  • Las facturas de hotel y restoranes, las tarifas de taxi, etc., incluyen impuestos y servicios. Por lo tanto, las propinas no son necesarias, pero las puedes dejar si recibiste un servicio excelente.
  • A lo largo de toda la ciudad encontrarás fuentes de piedra con detalles florales en las que puedes rellenar tu cantimplora o botella con agua.
  • Uno de los recuerdos más populares para llevarte de tu viaje a Ginebra son los relojes suizos. Es mejor comprarlos en las tiendas especializadas, pues en los puestos callejeros corres el riesgo de encontrarte con falsificaciones.

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